¿Qué
tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué
interés se te sigue, Jesús mío,
que
a mi puerta cubierto de rocío
pasas
las noches del invierno a oscuras?
¡Oh,
cuánto fueron mis entrañas duras
pues
no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si
de mi ingratitud el hielo frío
secó
las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas
veces el Ángel me decía:
“Alma,
asómate agora a la ventana;
verás
con cuánto amor llamar porfía”!
Y
cuántas, hermosura soberana,
”Mañana
le abriremos”, respondía,
para
lo mismo responder mañana.
Muy buenas tardes a
todos,
señoras y
caballeros,
y mil gracias,
gracias mil
por vuestro
acompañamiento;
y a las Madres
Mercedarias
por el magnífico
gesto
de que celebrarse
pueda
en un lugar tan
excelso
(pues que sin duda
lo es
la capilla del
convento,
aunque acaso mejor
fuera
decir la del
monasterio)
un acto no religioso
con matices, por
supuesto;
y a Jorge, Vanesa y
Álvaro,
responsables del
museo
(la sala de estar
del arte,
siempre a la cultura
abierto
y no solo a la
pintura),
porque han estado
dispuestos
a dar su apoyo a la
idea
junto a los soportes
técnicos,
sin olvidar a la
Schola,
de la que también
soy miembro,
que sin duda le dará
mayor realce a este
encuentro.
Cuando me dio el
avenate
(porque no hay que
estar muy cuerdo)
para semejante
embrollo
de ejercer de
pregonero,
no se extrañen si
les digo
(sin ambages lo
confieso)
que, cual Lope ante
Violante,
me sentí en un
grave aprieto,
y a punto estuve, en
un tris,
de abandonar el
intento,
(pues cofrade nunca
fui,
poco semanasantero,
palabro que he usado
adrede,
pues que no está en nuestro
léxico)
y nunca acudí a un
pregón,
(bueno, si he de ser
sincero
algunos años atrás
asistí al de un
compañero,
Alfonso, allá en
Colmenar,
del que ya nada
recuerdo)
y poco tiempo
después
estuve escuchando a
Pedro,
director y actor
teatral,
quien me metió en
el enredo
de hacerlo, como él,
en Renfe,
que acepté, aun a
riesgo
de no quedar a la
altura
de cuantos me
precedieron
(con total
sinceridad
lo digo, a él
incluyéndolo),
en parecida tarea
a la que agora me
enfrento,
pues de nuevo hoy
aquí,
en un marco tan
espléndido,
(en el que todos
los sábados
tiene lugar un
concierto
a la hora de
mercado
y con aforo al
completo)
con un tanto de
osadía
y un mucho de
atrevimiento,
hago propia la
expresión
del toro asir por
los cuernos.
Y pensé en algo
distinto
para uno y otro
evento
en el fondo y en la
forma,
y en cuanto al
último extremo
no me resistí al
impulso
de hacerlo a mi
modo, en verso.
aun cuando suene un
tanto raro
o quizás algo
esperpéntico.
De ahí que en mi exposición,
De ahí que en mi exposición,
con más voluntad
que acierto,
(ruego disculpen
mi audacia
e indulten mi
atrevimiento),
acuda al ritmo y
la rima,
los del canon
académico,
los que hoy
desprecian poetas
o quienes se dicen
serlo,
bien que obviando
aquí la décima
por la que querencia
siento,
usando en cambio el
romance,
que es asaz menos
complejo,
lo cual decir no
supone
que no requiera su
esfuerzo.
Como es lo normal y
lógico,
(y aludo al fondo en
concreto),
el sentido de un
pregón,
el real y verdadero,
es enaltecer un acto
o ensalzar algún
festejo….
obviando el sistema
al uso,
yo la atención en
su centro
(al margen de mis
vivencias
y personal
sentimiento)
la he puesto donde
ha de estar:
el magno
acontecimiento
que fue de la muerte
de Cristo,
el Hijo de Dios, el
Verbo,
que hace más de
veinte siglos
su vida dio al Padre
Eterno,
por redimir a los
hombres
que a Aquel la
espalda le dieron
ayer, como hoy
nosotros
otrosí se la hemos
vuelto.
o, al menos, (me lo
parece),
es lo que estamos
haciendo.
Y no quisiera
insistir,
aunque es de
justicia hacerlo,
como en un tiempo
pasado
alguien en El
Cenachero
lo hizo con
valentía,
(para mí fue un
gran ejemplo),
al presentar al
ponente,
que un fuerte
aplauso de premio,
mereció del
auditorio,
(pues fui testigo
directo),
la denuncia sin
tapujos
de unos dibujos
blasfemos
que sin saber por
qué un día,
y sin venir nada a
cuento,
(parece que hasta
con pública
ayuda), a la luz
salieron,
sin soporte alguno
histórico,
en que basar lo
grotesco
de tamaña sinrazón,
de semejante
adefesio,
que solo se
justifica
en algún estado
histérico
de las mentes
retorcidas
de quienes los mal
parieron,
de adquirir
protagonismo
o agrandar su
propio ego,
la sensibilidad,
claro,
de cualquier
creyente hiriendo,
(y, no me importa
decirlo,
entre los cuales
me inserto),
que solo olvido
merece
y el más
profundo desprecio.
Menos mal que la
fortuna
para su propio
descrédito
con presteza se
encargó
de desfacer el
entuerto,
pues, si no nulo
del todo,
escuálido fue su
éxito.
A qué hablar de
esa docente,
en un colegio
mijeño,
(el caso no es
tan lejano)
tomó por su
cuenta y riesgo
esa absurda
decisión,
frustrando a los
más pequeños
de que había que
quitar
el Belén, el
Nacimiento,
que con tan
grande ilusión
habían llevado a
efecto.
O a esos viles
desalmados
que un buen día
de febrero
en una iglesia de
Málaga
profanaron el
misterio
que se guarda en
el sagrario,
aparte el daño
que hicieron.
Y, en otro orden
de historias,
se acuerdan de
aquel revuelo
que en el mundo
musulmán
se armó por
bastante menos?
¿No debemos los
católicos
actuar con mayor
mayor denuedo?
Pasemos pronto
de página,
corriendo un
tupido velo.
Me resulta
inconcebible
(y a ello ahora
me refiero),
pues crean que
no hablo en broma,
(lo digo en
verdad, no miento),
que autores de tres
al cuarto
plumillas de escaso
crédito,
en entredicho ya
incluso
poniendo
a los Evangelios,
(a los
que su valor niegan
de que
son libros auténticos),
duden
de la realidad
del
personaje, del hecho,
(no ya
de que fuera Dios,
que es
asunto más complejo,
y para
cuyo debate
no es este el foro correcto),
de que
Jesús existiera,
con lo
que a todos de memos
nos
tildan, (a usted y a mí),
y, es
obvio, sin ir más lejos,
a
cuantos lo analizaron
con
mucho más rigor que ellos.
Por eso, a mi
alocución
la he querido dar
comienzo
con ese bello poema,
ese singular soneto,
de Lope de Vega y
Carpio,
que fue poeta y fue
clérigo,
novelista y
dramaturgo,
del siglo
decimosexto,
(que él mismo llamó
de Oro,
de un grande
florecimiento
en las ramas del
saber),
y, al decir de los
expertos,
el más prolífico
autor,
el Fénix de los
Ingenios
como lo llamó
Cervantes,
lo que es de un
valor inmenso
por tratarse de otro monstruo,
y esto no es ningún
secreto.
Hay de teatro una
obra
de un tal García
Barbeito,
sevillano por más
señas,
escritor y
reportero,
que representar un
día
plúgome en el
Ateneo
del Arroyo de la
Miel,
que no sé si de
profético
tiene un tanto algo
que ver,
pues que por tierra
el invento
(el que dentro de
unos días
muy pronto
celebraremos)
echaría, si en
verdad
se convirtiera en
suceso.
Es ciertamente una
fábula,
es un cuento
navideño,
donde el autor a su
aire,
con simples
razonamientos,
alas da a su
fantasía
de un modo del todo
inédito.
Se trata de que
Jesús,
tal como está el
universo,
(que por mor del
ser humano
dejó ya de ser
modélico)
no quiso un día
nacer,
según un divino
acuerdo,
Los distintos
personajes
(unos reales y
otro menos,
pues hay algunos
simbólicos)
le irán al Padre
pidiendo
que el Niño nazca
otra vez,
y Dios se irá
haciendo el sueco
hasta que el Amor
al fin,
en un monólogo
pleno
de convincentes
razones,
(¿y no sería
estupendo
en él centrar
nuestros hábitos?)
será el que
alcance su objeto.
Algo la Semana
Santa,
(así, al menos,
lo sostengo),
de devoción y
fervor
o un mucho en el
fondo, pienso,
tiene en mi
humilde opinión
o en mi
personal criterio,
sea en Málaga
o en Cuenca,
en Sevilla o en
Toledo,
porque lo que
al fin y al cabo
se celebra en
cada pueblo
esté perdido
en el mapa
o se conozca
en exceso,
es de Cristo
la pasión,
aquellos días
postreros
de su paso por
la tierra,
que ha
servirnos de modelo.
Pues fervor
muestra el que asiste
a la catedral
o a un templo
a presenciar
los oficios,
o en recogido
silencio
acude a honrar
al Santísimo
que en
iglesias está expuesto
(las mujeres
con mantilla
con su
peineta luciendo)
la tarde del
Jueves Santo,
día del
amor fraterno.
Fervor tiene el
individuo,
no importa cuál
sea el sexo
que, (hombre o
mujer da lo mismo
y sea altivo o
modesto),
cuando ve pasar un
trono,
de pie en señal de
respeto
se santigua y, si
lo lleva,
se despoja del
sombrero.
Es fervor el que
desprende
ese grupo, que
inconexo,
tras su Virgen
favorita
o el Cristo de más
afecto,
recorre la
procesión
en guarismos
inconcretos,
puede que miles a
veces,
(veinticinco en un
supuesto,
hablan las
estadísticas),
una promesa
cumpliendo,
algunos quizás
descalzos
u otros los ojos
cubiertos.
Y ¿no es, incluso,
fervor
(yo, en mi caso, así
lo entiendo)
esa especie de
reunión
sin aviso de por
medio
o convocatoria
alguna…,
ese corro
heterogéneo
de la noble etnia
gitana
que con cantos, que
son rezos,
(qui bene
canta bis orat
dice el latino
proverbio
que a san Agustín
imputan
algunos que saben de
eso),
van jaleando al
Señor,
preciosa talla, en
mi aprecio,
de Jesús de la
Columna,
del suyo, de su
Moreno…?
Dentro de muy pocas
fechas
la ciudad olerá a
incienso,
aumentando su
fragancia
con el azahar, que
ha tiempo
engalana ya el
ambiente
junto al albor del
almendro;
blandones, velas y
cirios
las sombras cubrirán
trémulos,
fundiéndose en un
abrazo
con estrellas y
luceros,
presididos por la
luna,
que fulge en el
firmamento
tan bella en las
noches claras
como un reluciente
espejo;
los toques de
campanillas
de mayordomos, que,
prestos
la procesión
ordenando,
anunciarán que el
cortejo
ha de parar o
seguir,
para llevar a buen
término
el horario
establecido,
sonarán cuasi
a concierto;
los palios de la
imágenes,
de esas Vírgenes
de ensueño,
(casi todas con
tocado
o con mantilla, por
cierto),
en sus repujados
tronos
junto al grácil
tintineo
de los varales de
plata,
se bambolearán al
viento,
dando a veces la
impresión
de que rodarán al
suelo;
los hachones
encendidos
de cofrades, en sus
puestos,
que irán
desprendiendo cera
y los niños,
boquiabiertos,
querrán todos
recoger,
como si fueran un
cuenco,
en sus manos
inocentes,
(y les servirá de
juego,
sin miedo alguno a
quemarse)
impregnará el
pavimento,
que solo meses
después,
tras el baldeado
enésimo
los servicios de
limpieza
darán su prístino
aspecto;
las cornetas y
tambores
resonarán con
estruendo,
junto a las bandas
de música,
que de afamados
maestros
interpretarán las
marchas,
cual de Artola,
don Perfecto
por nombre y
porque sus obras,
de inolvidable
recuerdo,
lo son cuantas nos
dejó
ese ilustre
malagueño
que lo fuera de
adopción,
por más que su
nacimiento
estuviera allá en
Levante,
y al que imagino
estar viendo
en lo que hoy es la
Térmica
y antes el Cívico
Centro,
(donde estuvo un
servidor,
con las monjas allí
interno,
de donde fui al
Seminario
y que a mucha gala
llevo),
mostrar su sabiduría
y ejercer su
magisterio.
Y, a propósito de
marchas,
(si no lo digo
reviento),
hay un músico
ignorado,
y que pudo ser mi
suegro,
(de unas de sus
hijas, Carmen,
grande amigo sigo
siendo),
que es don Rafael
Hernández,
hombre, do los hubo,
bueno,
que nunca reivindicó
(ni han hecho su
herederos),
de unas obras la
autoría
que le quita más de
un necio,
cual esa por
malagueñas,
a la Paloma en
concreto,
u otras cuyas
partituras,
(que, de estar en un
museo,
o en el mejor de los
casos,
de un triste olvido
en el cuévano
descansan llenas de
polvo),
dudo conozcan sus
nietos,
mucho menos el gran
público,
que eso para qué
les cuento.
Los portadores de
trono,
ya a salarios no
sujetos
como antaño era
normal,
y engrosaba el
presupuesto
de cualquiera
Cofradía
o Hermandad, (pues
que el concepto
no está claro uno u
otro)
con su uniformado
atuendo
una muy bonita
estampa
añadirán al elenco
que en fotos y
hemerotecas
se multiplicarán
luego,
aunque bajo los
faldones
de los tronos, o los
luengos
mantos de la Virgen
otros
quedarán en el
secreto.
Vendedores
ambulantes
y quioscos
callejeros
ofreciendo
golosinas,
o pipas y
caramelos,
itinerantes
algunos
y otros en su
enclave, quietos,
animarán el
cotarro,
poniendo un
típico acento.
Las vías de
nuestra urbe
formarán un
hervidero
de turistas y
curiosos
yendo a salidas y
encierros,
o en una esquina
cualquiera,
viendo el desfile
al completo
con temple
benedictino,
y no todos
extranjeros,
que también los
del lugar,
(sin atender el
consejo
de que lluvia
pueda haber)
repetirán
impertérritos
en las sillas, o
tribunas
donde ni un
simple agujero
cabe porque el
abonado
tiene ya fijo su
asiento.
Cantaores
espontáneos
desde un balcón
estratégico
o abajo, y entre
el gentío,
haciéndolo a
palo seco,
se arrancarán
por saetas,
ese estilo de
flamenco
tan andaluz y
tan propio
del ámbito
cofradiero,
palabro que he
osado usar
y que no debí
de hacerlo,
pues la RAE no
lo admite
y, por ende, es
incorrecto.
Haciendo uno un
inciso,
(si se me
permite el quiebro)
citaré esa de
Serrat,
porque es parte
de un libreto
de ese gran
vate andaluz
al que todos
conocemos,
que es don
Antonio Machado,
tan por
musical y poético:
¿Quién
me presta una escalera
con que
subir al madero
para
quitarle los clavos
a Jesús
el Nazareno?
Y empezará
la semana.
Y se
alumbrará el proscenio,
después de que la
Cuaresma
cumpla el día
cuadragésimo,
si bien como en
antesala,
cual tráiler para
cinéfilos,
en el Viernes de
Dolores
que, incluso seguirá
siendo
de las Lolas
la onomástica
por mucho que al mes
noveno
(al mes de
setiembre, claro
ahora estoy
aludiendo)
la trasladara el
Concilio,
habrá un anticipo
previo,
con verdiales por
compaña
en ese barrio de el
Puerto
de la Torre, en el
que vivo,
(el más populoso,
creo,
que existe en la
capital
según datos que
poseo);
o la de Medinaceli,
(no agrupada de
momento);
sin mencionar los
traslados,
de procesiones
bosquejos,
que suman más de
cuarenta,
y de la base
partiendo
de cuarenta y cinco
aquellas
es un gran tanto por
ciento;
o las nuevas
prohermandades
que hace unos días
salieron
y, si no recuerdo
mal,
sumaron hasta un
sexteto.
Dos cosas echaré en
falta,
(¿será que ya me
hice viejo,
o soy un mucho
nostálgico
y ando fuera de
contexto?),
que a muchos sonará
a absurdo:
Una, los tinglaos
añejos
sabor a carpa de
circo,
(ignoro en estos
momentos
si queda alguno de
aquellos)
que ilusión verlos
por dentro
hacía a tantos
curiosos,
(yo en mi caso lo
niego)
que hizo decir algún
día
a un locutor con
gracejo,
oriundo de Alhaurín,
el ya desparecido
Alejo,
que melones ni
sandías
son los tronos,
pues es cierto
que tales frutas se
venden
en cobertizos
parejos,
si bien hay que
comprender
que las Casas
Hermandad,
le han dado un
toque moderno
más acorde con la
época,
la actual, de
avances técnicos,
en que ordenador y
móvil
son escuálidos
reflejos.
Y la otra a la que
aludo,
pero que también
conservo
en el mejor disco
duro
que es el humano
cerebro,
(siempre que el
doctor Alhéimer
no te lo deje
maltrecho),
acaso suene
chocante,
en los actuales
tiempos
dentro de un
Estado laico,
que a veces raya
en lo ateo,
(yo desde luego
discrepo
porque es
aconfesional,
algo distinto y
diverso,
cual la
Constitución dice
y no hay dudas al
respecto)
son las
retransmisiones
de las radios en
directo
del Sermón de
las Palabras,
las siete que en
el aliento
final se asignan
a Cristo
en el Nuevo
Testamento.
(No hablmos de
la propuesta,
como siempre de
Podemos,
de que la
Iglesia y Estado
han de romper
los Acuerdos
simplemente
porque sí,
(pobre y fútil
argumento),
ya que se
olvidan que aquella
con tantos
centros benéficos
gran ahorro le
suponen
a este en los
presupuestos).
De otro grande
literato,
don Francisco de
Quevedo,
quiero a
colación traer
estos preciosos
cuartetos,
que, aparte de
que transmiten
su particular
lamento,
son de la Santa
Semana
un acertado
compendio,
de que en unas
pocas horas
de actitud
cambiar debiéramos.
Si te alegra,
Señor, el ruido ronco
de este
recibimiento que miramos,
advierte que te
dan todos los ramos,
por darte el
viernes más desnudo el tronco.
¿Adonde vas,
Cordero, entre las fieras,
pues ya conoce su
intención villana?
Todos, enfermos,
te dirán “!Hosanna¡”
Y no quieren
sanar, sino que mueras.
Hoy te reciben
con los ramos bellos,
(aplauso
sospechoso si se advierte)
pero otra noche,
para darte muerte,
te irán con
armas a buscar en ellos.
Y porque la
malicia más se arguya
de nación a su
propio rey tirana
hoy te ofrecen
sus capas y mañana
suertes verán
echar sobre la tuya
Si vas en tus
discípulos fiado,
como de tu
inocencia defendido,
del postrero de
todos vas vendido,
y del primero
cerca de negado.
Mal en los
huertos tu piedad pagamos:
tu paz con las
olivas se atropella,
pues son tu
muerte y fue la causa de ella
la primer fruta y
los primeros ramos.
Los pasos de la
Humildad,
la Salutación o el
Huerto,
Lágrimas o el Dulce
Nombre,
la Salud o el
Prendimiento
en la tarde del
domingo
como en un teatro
abierto,
irán mostrando en
iconos
los relatos
evangélicos,
que san Marcos o san
Lucas,
que san Juan osan
Mateo,
con amplitud de
detalles
reflejaron en sus
textos.
(Por cierto, algunos
exégetas
no comparten el
criterio
de que Marcos y que
Juan,
los que del grupo
selecto
de Jesús formaron
parte
difícilmente
pudieron
ser autores
materiales
ambos de sus
Evangelios,
sino que fueron
distintos
los que en sí
los escribieron,
aunque en el
nombre coincidan,
por las fechas
en que aquellos
fueron dados a
la luz;
sin embargo, no
hay consenso
entre todos los
autores,
pues para otros
no es serio.
Pero antes por
la mañana,
con el sol aún
luciendo,
aprendices de
cofrades,
(que algún
día venidero
lo serán en
toda regla),
vestidos al
modo hebreo,
saldrán con
la Pollinica,
tan felices y
contentos,
con ramos de
olivo y palmas,
y hasta con
trajes de estreno.
Joaquín
Fernández González,
poeta
paisano nuestro,
un magnífico
escritor
que ejerció
su ministerio
de acólito y
de lector,
con dedicación
y esmero
en la catedral
de Málaga
y además fue
consejero
de Pastoral
Diocesana
unos versos
estupendos
en Diócesis
escribió
a cual sin
duda más bellos,
unos poemas
hermosos,
de gran
misticismo llenos,
dedicados al
Vía Crucis,
hasta catorce,
y yo quiero,
en llegando a
aqueste punto,
porque viene
justo a pelo,
(cualquiera
hubiera servido),
leer tan solo
el primero.
Todos sin
excepción te condenaron;
la plebe en
su afán de castigarte,
pedía, sin
piedad, crucificarte
y como un
malhechor te denunciaron.
¿Dónde
estaban los hombres que te amaron,
los que iban
detrás de Ti para escucharte?
Un instante
bastó para olvidarte
y en manos
de Pilato te dejaron.
El pueblo se
hizo cargo de tu muerte
y un lavado
de manos fue bastante
para justificar
no defenderte.
Nadie lanzó un
gemido por tu suerte;
un bandido por
Ti, cambio humillante,
y una cruz
esperando sostenerte.
El Lunes Jesús
Cautivo
tras estar con los
enfermos
en el Hospital
Civil,
su traje talar
blandiendo
de color blanco
radiante,
que no parece el de
un preso,
irá por la
Trinidad,
y al final, ya de
regreso,
la Tribuna de los
Pobres
acogerá con
estrépito.
Y por cuestiones de
espacio,
e incluso del rigor
métrico,
no aludiré con
detalles
de procesiones al
resto
que del lunes hasta
el miércoles
transitan con todo
el séquito.
el recorrido
oficial,
de unos ochocientos
metros,
que comienza en la
Alameda
(este año acaso
menos
a causa del
suburbano,
cuyas obras ni de
lejos
se prevé tenga un
final,
porque alcanzar un
convenio
por las
Administraciones,
Junta y
Ayuntamiento,
raya casi en la
utopía)
y doblando al lado
izquierdo,
sigue hacia el vial
de Larios,
(hoy ya peatonal
paseo),
continúa hacia la
Plaza,
de la Constitución,
yendo
por la calle de
Granada
(cambiada también
de aspecto),
donde aquel acabará
y es del retorno el
comienzo,
ya a veces con menos
orden,
pues cuando queda un
buen trecho
(la de la Nueva
Esperanza
tiene un iter muy
extenso),
hasta llegar a
destino
cabe algún
relajamiento.
Todas de Cristo
revelan
escenas del
sufrimiento,
como
la de la Sentencia,
o en
la que va el Cirineo
(el
Señor de la Pasión),
la de
Ánimas de Ciegos,
(no,
cual las demás, dos pasos,
sino
cuatro nada menos),
la
Humillación, el Rescate,
u
otras do el imaginero
hubo
de poner a prueba
su
escultórico talento,
(las
de Cautivo y Gitanos,
a que
de modo directo
ya
mencioné anteriormente,
nos
las citaré de nuevo),
que
demuestran su arte rico,
si
bien omitir no debo
al
Jesús del mismo título,
el que
tiene el privilegio
de
liberar un penado
por un
famoso Decreto
(que
entonces eran pragmáticas),
del
Rey llamado Arquitecto
y el
mejor Alcalde, dicen,
de
Madrid, Carlos Tercero.
Sí
aludo a la Expiración,
por
su original boceto,
distinto a los demás tronos
de
rectilíneos diseños,
y en
que los guardias civiles,
(se
habla de que un estipendio,
antiguamente pagaban)
son
cofrades predilectos;
y a
esa Virgen, la Paloma,
(en
que ediles madrileños
toman parte en el desfile)
porque acaso el de más peso
sea
uno de sus tronos,
en
el que los costaleros,
(perdonen los sevillanos
que
haga de esa voz empleo)
suman doscientos setenta,
que
es posiblemente récord,
junto a la Esperanza o Cena,
con
parecido promedio;
o a
la Virgen de las Penas,
por
el dato pintoresco
de
que su manto es de flores,
no
de tela o terciopelo,
elaborado con gusto,
(un
mini jardín perfecto),
que parece ha su
génesis
en un tema
financiero.
El día esperado, el
jueves,
será el del gran
apogeo:
tras la Santa Cruz,
la Cena,
(de ferroviarios al
gremio
unida, porque en la
Renfe
tuvo allí su
emplazamiento),
que fue donde
Jesucristo
instituyó el
Sacramento
en el que el vino y
el pan
tórnanse en su
Sangre y Cuerpo;
después, a
continuación,
el Señor de los
Viñeros,
especialmente ligado
al sector de
vinateros;
la de Zamarrilla,
célebre
porque de ese
bandolero
y su mito tomó el
nombre;
y ha servido de
argumento
a una conocida ópera,
de otro eminente y
egregio
autor, don Antonio
Rozas,
que es de belleza un
portento;
la de ese Cristo
abatido,
el Chiquito
Perchelero,
tan popular, cuya
talla
se debe a Navas
Parejo;
sin olvidar la de
Mena,
(que no es de este
artista empero,
sino que es de Palma
Burgos,
a quien también se
debieron
la Piedad y los
Milagros),
Cristo al que los
caballeros
de la legión, a su
modo
glorifican sin
sosiego
con el Novio de
la Muerte,
cantando todo el
trayecto,
al igual que con la
Virgen
su salve los
marineros,
con lo que un tono
marcial
continúan
manteniendo;
la de la Esperanza,
en fin,
la de más rancio
abolengo,
en la que Jesús del
Paso,
se debe al cincel y
al genio,
del
gran Mariano Benlliure,
escultor de fama y crédito,
(como el de la Expiración
que
también es de su mérito),
y a
quien la ciudad recibe
con
alfombras de romero.
Es
de especial emoción
en
la Alameda el encuentro
de
la Madre con el Hijo,
que
ya ha expirado, que ha muerto,
cuando Ella, (que, aunque Esperanza,
no
puede tener consuelo),
va
por el centro bajando
y
Él por un lado subiendo;
e
impresionante Jesús
cuando en la Plaza, volviendo
su
rostro hacia la tribuna,
bendice al público atento.
Siempre llamó mi atención,
(por curioso lo reseño)
que de los nombres de Vírgenes
(tan variopinto y completo
en
la geografía hispana
y
que sn duda es inmenso)
Dolores y Soledad
se
llevan todos los plenos,
pues seis y cuatro repiten
con no muy loable acierto.
Las últimas procesiones,
Dolores, Descendimiento,
Calvario, Amor o Traslado,
y
Piedad, con los carteros,
preludiarán al Sepulcro
(de Jesús el Santo Entierro),
que al Viernes Santo darán
un tono triste y más serio,
acorde un tanto, si cabe,
(no sé, si acaso exagero),
con aquellas de Castilla,
de total recogimiento,
en especial los Servitas,
desfile sobrio y austero,
a cuyo paso tendrá
Málaga un fúnebre aspecto,
(habrá apagón general
en calles y hasta en letreros),
con los hermanos rezando,
un trono corto y estrecho
que sale desde la iglesia,
san Felipe, desde
dentro,
y la Señora, de
luto,
vestida toda de
negro,
(como si, de hecho
así es,
fuera a un
tradicional duelo),
sin palio ni adorno
alguno,
con un puñal en el
pecho,
con la mirada
perdida
y con los brazos
abiertos
en actitud
suplicante,
un foco a su rostro,
bello,
orientado, y que
resalta
de su dolor el
reflejo,
y una corona
encendida
por único
aditamento,
El domingo en la
mañana
habrá un amanecer
nuevo
con Cristo
resucitado
y la Reina de los
cielos,
que ojalá sea un
presagio
para los que aún
creemos.
La resurrección de
Cristo
es de la fe el
fundamento,
puesto que esta sin
aquella
no tiene ningún
sustento.
Nuestra fe nada
valdría
si es que un montaje
fue aquello
(porque es que se ha
dicho así,
con fines del todo
aviesos),
tal cual afirmó san
Pablo,
el otrora fariseo
y azote de los
cristianos,
mas primer gran
misionero.
Y de aquel hecho
crucial
versa este tema
postrero
de don José Luis
Estrada,
que a continuación
les leo.
Y fue la luz… y
se alumbró la vida,
y se incendió la
sangre deslumbrada
por esta voz, de
fuego en llamarada
que antes fuera
en lo oscuro presentida.
La humedad y la
sombra contenida
por una noche en
sigilos ya contada
saltó en colores
rota y desatada
por cuchillos de
sol y amanecida.
Iris de luz que
en fúlgidos colores
descompuso las luces de aquel rayo,
como
en amor que engendra otros amores.
Y fue
la luz….y fue la primavera,
y fue
la risa y el temblor de mayo,
y fue
el amor sobre la tierra entera.
O
este otro de un servidor,
en estrofa igual compuesto:
Fue la
grata noticia, la importante,
que
resucitó Cristo al tercer día,
con lo
cual se cumplió la profecía,
dato
no baladí por impactante.
Mas es
el hecho en si lo relevante,
pues
vana nuestra fe, si no sería,
como
Pablo el Apóstol bien diría
de
forma concluyere y terminante.
Jesús
nos dio la vida con su muerte,
a la
cual como Dios, al fin venció
y así
nuestra esperanza hacer más fuerte.
Empero,
si se fue, no se marchó,
porque
aquí para siempre se quedó
y esa
es del creyente la gran suerte.
¡Viva la
Semana Santa!
y en ella
participemos
hasta en
lo que sea fiesta,
(y, si me
apuran, jaleo).
No
importa que Pablo Iglesias,
no
importa que el tal sujeto,
diga que
a las procesiones
haya que
ponerles término,
porque,
aparte de que atrasan
a la
sociedad, a nuestros
hermanos
los musulmanes
los
estamos ofendiendo.
Mas
conveniente sería
(si se
me acepta el consejo,
y no
hablo desde un púlpito),
que
jamás nunca olvidemos
lo que
encierra en su trasfondo,
de
espiritual y ascético,
o tal
vez de filantrópico,
pues las
Hermandades fueron
las
primeras ONGS;
y el fin
para el que nacieron
(aparte
de otras cuestiones,
cual la de enseñar
el credo,
y la no menos
sublime
de aplicar los
mandamientos)
está en el amor al
prójimo,
que tiene todo el
derecho
a vivir como
nosotros,
porque no somos los
dueños
de un mundo, que
algo mejor
puede ser con
nuestro empeño.
Que una sociedad más
justa
entre todos
procuremos.
Recuperemos a Dios,
a quien por sexo y
dinero,
al par que por la
ambición,
le hemos cedido el
relevo,
y al que en nuestra
vida damos
un valor de menos
cero
y, lo que es mucho
peor,
que eso nos importa
un bledo.
Por cierto, ahora
resulta,
a propósito de
sexos,
que no hay hembra ni
varón,
pues que existe más
de un ciento
(no es como se vino
al mundo,
mas cual se quiera
ser luego
y al género humano
aludo,
no a los gatos o a
los perros),
con lo que elegir
pareja
mañana será
complejo.
Y, si Sodoma y
Gomorra
las de la Biblia
existieron,
¿no sería hoy el
orbe
asolado por el
fuego?
(y es una pregunta
ingenua
que lanzo a los
cuatro vientos),
porque el planeta
sin duda
hacia el caos va
directo,
como lo refleja
Rando
con profusión en
sus lienzos.
Empecemos desde
abajo,
desde los mismos
cimientos,
desde la propia
familia,
en escuelas y
colegios,
que lo que sembremos
hoy
mañana recogeremos.
En definitiva, pues,
que los pasos que
veremos,
dentro de unos pocos
días,
si es que no lo
impide el tiempo,
al decir de un gran
cofrade,
no sean altares
huecos.
Con esto doy por
concluso
este alegato
inconexo,
al que añadiré un
epílogo
(que, si no es
grato, lo acepto),
en décimas sí esta
vez,
(la invención de
aquel rondeño
que fue Vicente
Espìnel,
al hilo de lo que he
expuesto,
a modo de
contrarréplica
a Dios, de modo
sincero,
y es una simple
oración,
aquesta, mi
Padrenuestro.
Padre, que en el
cielo estás,
sea tu nombre
bendito,
y tu reinado,
infinito,
se haga extenso
más y más;
que a tu
voluntad jamás
yo le anteponga
la mía;
que el pan me
des cada día;
que, si yo
también olvido,
olvides mis
faltas pido;
y el mal de mí,
en fin, desvía.
Dos te salve a
Ti, María,
porque estás de
gracia plena,
y eres, cual la
luna llena
o cual sol del
mediodía,
dechado en luz y
armonía;
que nadie nunca
se asombre,
si bendecido es
tu nombre,
por y para
siempre amén,
como el de tu
Hijo es también,
el Dios que en
Ti se hizo Hombre.
Sea dada gloria
al Dios Padre
y al Hijo, Dios
otrosí
no obstante, -lo
quiso así-,
ser nato de
Virgen Madre,
y, aunque a
alguno no le cuadre
por
incomprensible un tanto,
gloria
al Espíritu Santo,
pues uno y
trino ha de ser
hoy, cual
mañana y ayer,
enaltecido en
mi canto.
(La anterior aolución fue pronunciada por su autor en la capilla del monasterio de las Madres Merecedarias (junto al Museum Jorge Rando) el 15 de marzo de 2018, con base en la que pronuncira en el Centro Cultural y Recreativo de Renfe El Cenachero el sábado 1 de marzo de 2008).
Si
te alegra, Señor, el ruido ronco
de este recibimiento que miramos,
advierte que te dan todos los ramos, Si te alegra, Señor, el ruido ronco
de este recibimiento que miramos,
advierte que te dan todos los ramos,
por darte el viernes más desnudo el tronco.
de este recibimiento que miramos,
advierte que te dan todos los ramos, Si te alegra, Señor, el ruido ronco
de este recibimiento que miramos,
advierte que te dan todos los ramos,
por darte el viernes más desnudo el tronco.
¿A
dónde vas, Cordero, entre las fieras,
pues ya conoces su intención villana?
Todos, enfermos, te dirán "¡Hosanna!"
Y no quieren sanar, sino que mueras.
pues ya conoces su intención villana?
Todos, enfermos, te dirán "¡Hosanna!"
Y no quieren sanar, sino que mueras.
Hoy
te reciben con los ramos bellos
(aplauso sospechoso, si se advierte),
pero otra noche, para darte muerte,
te irán con armas a buscar en ellos.
(aplauso sospechoso, si se advierte),
pero otra noche, para darte muerte,
te irán con armas a buscar en ellos.
Y
porque la malicia más se arguya
de nación a su propio rey tirana,
hoy te ofrecen sus capas, y mañana
suertes verás echar sobre la tuya.
de nación a su propio rey tirana,
hoy te ofrecen sus capas, y mañana
suertes verás echar sobre la tuya.
Si
vas del postrero de todos vas vendido,
y del primero, cerca de negado.
y del primero, cerca de negado.
Mal
en los huertos tu piedad pagamos:
tu paz con las olivas se atropella,
pues son tu muerte, y fue la causa de ella
la y los primeros ramos.
tu paz con las olivas se atropella,
pues son tu muerte, y fue la causa de ella
la y los primeros ramos.
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