Quisiera recordar aquí
la anécdota de aquel dirigente político que, con motivo de haber
dado instrucciones a su secretaria para que convocara a los miembros
de su partido a una reunión para un determinado jueves, aquélla le
peguntó si tal día de la semana se escribía con b o con v;
y éste, que tampoco estaba muy puesto en ortografía, le
respondió: “Bueno, cítelos para el miércoles”.
Viene esto a cuento porque hace poco,
encontrándose un servidor corrigiendo un libro de un compañero, se
topó con la locución el otro arte; y, al tener uno sus
dudas sobre si era correcto expresarlo así o consignar la otra
arte, optó por cambiar la frase por otra distinta. Eso sí, a
renglón seguido un servidor tuvo la preocupación de consultar la
cuestión en el Diccionario Panhispánico de Dudas, que para eso
está, Y, como sea además, que comentando el tema en un círculo
reducido de amigos, no todos lo tenían del todo claro, es por lo que
uno se ha animado a pergeñar el presente comentario, que en puridad
se reduce a reflejar lo que dice la RAE al respecto.
El artículo femenino la toma
obligatoriamente la forma el cuando se antepone a sustantivos
femeninos que comienzan por a o ha tónica con muy
pocas excepciones; así, decimos el águila, el aula o el
hacha (y no la águila, la aula o la hacha). .
Aunque esta forma es idéntica a la del artículo masculino, en
realidad se trata, en estos casos, de una variante formal del
artículo femenino. El uso de la forma el ante nombres
femeninos solo se da cuando el artículo precede inmediatamente al
sustantivo, y no cuando entre ambos se interpone otro elemento: el
agua fría, pero la mejor agua; el hacha del leñador,
pero la afilada hacha. En la lengua actual, este fenómeno
únicamente se produce ante sustantivos, y no ante adjetivos; así,
aunque en la lengua medieval y clásica eran normales secuencias como
el alta hierba o el alta cumbre, hoy diríamos la
alta hierba o la alta cumbre. Incluso si se elide el
sustantivo, sigue usándose ante el adjetivo la forma la: la
Europa húmeda no tiene necesidad de irrigación, mientras que
la árida, como España, está obligada a hacer obras. Y ante
sustantivos que comienzan por a átona se usa hoy tan solo la
forma la: la amapola, la habitación. Ha de evitarse, por
tanto, el error frecuente de utilizar la forma el del artículo
ante los derivados de sustantivos femeninos que comienzan por a
tónica, cuando esa forma derivada ya no lleva el acento en la a
inicial; así, debe decirse, por ejemplo, la agüita, y no el
agüita. Este mismo error debe evitarse en el caso de sustantivos
femeninos compuestos que comienzan por a átona, pero cuyo
primer elemento, como palabra independiente, comienza por a
tónica; así, por ejemplo, debe decirse la aguamarina, y no
el aguamarina.
La fuerte asociación, —sigue
diciendo la RAE—, que
los hablantes establecen entre la forma el del artículo y el
género masculino —unida al hecho de la apócope frecuente de las
formas femeninas del indefinido uno y sus compuestos alguno
y ninguno ante sustantivos femeninos que comienzan por a
tónica: un alma, algún hada, ningún arma (uno, alguno,
ninguno)— provoca, por contagio, que se cometa a menudo la
incorrección de utilizar las formas masculinas de los demostrativos
este, ese y aquel delante de este tipo de sustantivos:
este agua, ese hacha, aquel águila, cuando debe
decirse esta agua, esa hacha, aquella águila. El contagio se
extiende, en el habla descuidada, a otro tipo de adjetivos
determinativos, como todo, mucho, poco, otro,
etc.: Desde que nacemos estamos con mucho hambre» en lugar de
mucha hambre; El balón viajó por todo el área, en
lugar de toda el área; Había poco agua, en lugar de
poca agua. Hay que tener presente que el empleo de la forma el
del artículo no convierte en masculinos estos sustantivos, que
siguen siendo femeninos y, por consiguiente, exigen la concordancia
en femenino de los adjetivos a ellos referidos; así pues, debe
decirse el águila majestuosa (y no el águila majestuoso),
el acta constitutiva (y no el acta constitutivo), etc.
El uso erróneo de la forma masculina del adjetivo es más frecuente,
pero igualmente inadmisible, cuando el adjetivo va antepuesto al
sustantivo, como en los niños pueden distinguir integrar
cualquier diferencia fonética en un único área del cerebro, pues
debió decirse en una única área del cerebro.
Hay algunas excepciones al uso de la forma el
del artículo ante sustantivos femeninos que comienzan por a
tónica. El ejemplo más claro está en el uso de los nombres de
las letras a, hache y alfa, a
saber: La p con la a, pa; la hache es muda; o
apretando estas tres teclas se obtiene la alfa con iota suscrita.
Igualmente ante los
nombres propios de mujer, cuando llevan artículo como en la Ana
de los días gloriosos, y ante las siglas, cuando el núcleo de
la denominación no abreviada (normalmente, la palabra representada
por la primera letra de la sigla) es un sustantivo femenino que no
comienza por a tónica: La APA ha tomado esta decisión,
ya que asociación es un sustantivo femenino cuya a
inicial es átona.
Hay otras excepciones, pero a qué seguir. Lo
importante es que haya quedado claro, —para
un servidor lo está— si
debemos decir o escribir el otro arte o la otra arte.
Ufff, me leí todo el artículo para encontrarme con la sorpresa que no establece cuál es la forma correcta sino que termina con una pregunta; :( ahora tendré que leerlo otras tres veces a ver si doy con la verdad.
ResponderEliminarMuchas gracias.
ResponderEliminarMe resultó muy útil.
Mucha arte tiene usted escribiendo. Ja ja ja
Querido Eduardo: te felicito por haber leído todo el artículo.
ResponderEliminarNo termina con una pregunta y sí que establece la forma correcta.
No te preocupes si no la has visto a la primera, la mayoría de los periodistas que escriben o hablan en medios importantes tampoco lo tienen claro.
Tú al menos le has prestado atención cosa que ellos no hacen o no saben hacer.