sábado, 26 de noviembre de 2016

VIVA LA COHERENCIA

Haced y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen, es la frase con que un servidor terminaba uno de sus últimos comentarios citando precisamente un texto evangélico (Mt 23.3). Y ahora lo dice de nuevo en alusión directa al prestigioso escritor y periodista D. Arturo Pérez Reverte, porque este (obviamente sin tilde) es miembro de la Real Academia Española desde el año 2003, según los datos de que un servidor dispone.

Y es que, según la RAE, de la que él forma parte –hay que insistir en ello–, los demostrativos “este”, “ese” y “aquel”, con sus femeninos y plurales, pueden ser pronombres cuando ejercen funciones propias del sustantivo (Eligió este; Ese ganará; Quiero dos de aquellas); o adjetivos cuando modifican al sustantivo (Esas actitudes nos preocupan). Sea cual sea la función que desempeñen, añade la Real Academia, los demostrativos siempre son tónicos y pertenecen, por su forma, al grupo de palabras que deben escribirse sin tilde según las reglas de acentuación. Y algo similar prescribe respecto a la palabra “solo”, sea esta pronombre o adjetivo; es decir, que, al tratarse de una palabra llana terminada en vocal, ha de seguirse las reglas generales de acentuación, por lo que no debe llevar tilde, salvo que en un mismo enunciado pueda interpretarse como adjetivo o como adverbio, en cuyo último caso se utilizará obligatoriamente la tilde para evitar ambigüedades. Y, como ejemplo, la RAE cita la frase “estaré solo (o sólo) un mes”, aclarando que llevará tilde si se ha querido decir que “estaré solamente un mes”, no si “estaré un mes sin compañía”. En el caso de los demostrativos la Real Academia pone como ejemplo la frase Por qué compraron aquellos (o aquéllos) libros usados; si “aquellos”, explica, se refiere a “los libros” no llevará tilde, pero si “aquellos” hace alusión al sujeto de la oración, en este caso elidido o no expreso, debe de llevarla.

Pues bien, en uno de sus últimos artículos –de la serie Patente de corso que escribe en la revista XL El Semanal–, concretamente el 21/11/2016 titulado Una historia de España (LXXV), Pérez Reverte escribía cosas como estas (que uno lo pone sin tilde obviamente): ….”Y su favorito de toda la vida era el general Franco. Ante esa evidencia, la junta rebelde acabó cediendo a éste (con tilde o con acento, ¡toma ya!) los poderes, que se vieron reforzados -aquel espadón gallego y bajito era un tipo con suerte- porque los generales Sanjurjo y Mola palmaron en sendos accidentes de aviación”. Lo curioso es que luego diga –por lo de la fe, claro– queFranco puso en marcha, paralela a la acción militar, una implacable política de fascio-militarización nacional basada en dos puntos clave: unidad de la patria amenazada por las hordas marxistas y defensa de la (entonces aún se escribía con acento) católica, apostólica y romana”.

En el artículo del 14/11/2016 titulado La merienda del niño decía: ...”Mi amigo Paco -lo llamaremos Paco para no complicarle más la vida- es divorciado desde hace tiempo, de ésos (con tilde o con acento, ¡ele!) a los que la mujer, un día y como si no viniera a cuento, aunque siempre viene, le dijo: «Ahí te quedas, gilipollas, porque me tienes harta», y se largó de casa”...”Paco tiene mala imagen en el cole de su hijo. Seguramente se debe a que el curso pasado, en la fiesta de Halloween, o de Acción de Gracias, o del Ramadán, una de ésas (con tilde o con acento, sí señor) -Navidad o Reyes no eran, seguro, pues no se celebran para no ofender a los padres y niños no creyentes-, a Paco se le ocurrió vestir a su hijo, que le tocaba en casa ese día, con un parche en el ojo y una espada de plástico….Los carbohidratos, naturalmente, sólo (con tilde o con acento, eso es) se consienten en los cumpleaños; y según cuenta Paco, basta pronunciar la palabra Nocilla para ganarte una oleada de miradas asesinas”.

Y, para no hacer interminable el comentario –porque hay más–, en el artículo de 7/11/2016 bajo el título Una historia de España (LXXIV), escribía: ….”Con la mayor parte del ejército en rebeldía, secundada por falangistas, carlistas y otras fuerzas de derecha, sólo (con tilde o con acento, ¡caramba!) las organizaciones políticas de izquierda, en unión de algunas tropas leales, guardias de asalto y unos pocos guardias civiles no sublevados, estaban preparadas para hacer frente al asunto”.

¿Acaso será que en su momento en la Real Academia el sr. Pérez Reverte se manifestó en contra del criterio de los demás académicos, a semejanza de un tribunal colegiado –en el que hay varios magistrados lógicamente– en el que uno de ellos emite su voto particular en sentido contrario a la sentencia? Eso sí, en su artículo de 3/10/2016 titulado No siempre limpia y da esplendor –en el que escribía, (con tilde o con acento, como está mandado) Sólo recuerdo un caso en trece años…– aseveraba que en la Academia los acuerdos se toman por unanimidad o mayoría. Por ello, ¡viva la coherencia!


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