En
los tiempos en que un servidor
iba
a la escuela,
hace
ya muchísimos años, aprendió
que
oración
gramatical es
la
palabra o grupo de palabras con que se predica una cosa de otra,
afirmativa o negativamente
(Enciclopedia
Dalmau Carles); o la
palabra o conjunto de palabras que tiene sentido cabal
(Editorial
Luis Vives). En la actualidad,
el Diccionario de la RAE define como oración,
en
su acepción 5ª que alude a la Gramática,
la estructura formada por la unión de un sujeto y un predicado.
Pero, esto
ciertamente es relativo, porque en ocasiones el
sujeto puede estar elíptico o elidido;
incluso,
puede no existir, caso de las oraciones impersonales, cual
ocurre en los
llamados
verbos meteorológicos,
como llover,
ventear,
nevar,
granizar,
etc.;
algunas
oraciones con los verbos ser
y
hacer,
como
es
mediodía o
hace
mucho calor;
u
otras oraciones
construidas
con la partícula
se
–siempre
que no se trate de oraciones reflexivas, que
es otra cosa– cual
puede
ser
se
avisó del peligro a los vecinos,
por ejemplo. En
cualquier caso los estudiosos del tema sostienen que
es imprescindible que el
verbo esté
siempre presente,
en
el sentido de que no puede
faltar, lo
cual también es verdad
a medias,
porque en el inciso
segundo
de la frase María
estudia Biología; y su hermano, Derecho
no existe verbo de forma explícita, aun
cuando sea cierto
que
está
sobreentendido.
Pero,
disquisiciones aparte, uno a lo que iba en este comentario es al
mal
uso
que
se hace
del
verbo –o
al que ni
siquiera
se hace–, no ya en las redes sociales, sino en los medios de
comunicación, a veces hasta por prestigiosos locutores
de radio o de televisión.
Es la
situación,
por citar una
en
concreto,
del pretérito perfecto
simple
–otrora llamado
pretérito
indefinido– y el pretérito
perfecto
compuesto,
para
referirse a acciones pasadas. Si yo digo, pongo por caso, que
el
miércoles
he visto el partido de fútbol por
la tele estoy
hablando
de
forma inadecuada,
porque
tendría
que
decir
el
miércoles vi
el partido de fútbol.
Sin
embargo, si
quiero
expresar la idea de que esta
semana fui
al
cine,
es
más correcto decir
que he
estado en el cine, no
que
estuve
en el cine.
Ello
se
justifica
porque,
cuando
se
trata de acciones que el hablante considera cercanas al presente como
en esta
última
frase,
lo ortodoxo
es usar el pretérito
perfecto compuesto;
en cambio, en
la hipótesis
anterior
estamos ante el supuesto de una acción referida al pasado, aunque
aparentemente
esté
menos lejana en el tiempo, por lo que debe acudirse al pretérito
perfecto simple (antes pretérito indefinido).
Es
curioso observar cómo el pretérito anterior, que
sigue existiendo
como tiempo
perfectivo
según la RAE,
–la locución
cuando
hubo terminado de hablar. . . es
un claro supuesto–,
prácticamente
ha caído en desuso, igual que lo ha sido el futuro de subjuntivo.
En
realidad este
último –la
conjugación perifrástica como tal apenas
se
aprende en la escuela–, ha
quedado
reducido al campo
jurídico
y
legal, más si cabe al
segundo de los citados; de
hecho
casi
todos
los delitos sancionados en el Código penal,
–el
que matare, el
que sustrajere, el que se apropiare,
etc–, están
redactados
de esa guisa. Y
en la
hipótesis
del
pretérito anterior
quizás se deba a que, salvo en el registro culto, su
uso ha
sido reemplazado
por
otras formas verbales, cual
puede ser el
pretérito
pluscuamperfecto, el
indefinido
o, incluso, hasta el infinitivo,
–la expresión nada
más terminar de comer se acostó es
un
ejemplo–, al que cabría
dedicarle
un
capítulo
aparte.
Otra
cuestión a considerar es que, aunque el sujeto debe concordar con
el predicado verbal en numero y persona, en ocasiones esto no siempre
sucede así, cual es el caso de ustedes,
–plural del pronombre personal de tercera persona–, en que no es
infrecuente comprobar que el verbo se
coloca
en segunda persona. Expresiones
como ustedes
lo habéis visto, u
otras
similares, –en
vez de
ustedes lo han visto, que
sería
lo correcto--, es
usual en el habla normal, bien
es verdad que dicha situación prácticamente solo
se da en el argot popular y apenas poco
o nada
en el lenguaje erudito.
Por
cierto, a uno le ha llamado la atención que en el Diccionario de la
RAE, al desplegar las conjugaciones de los verbos, no aparezcan los
tiempos compuestos, limitándose a decir en la
definición de
los mismos que
estos
están constituidos
por dos formas verbales, el auxiliar del
verbo
haber y el participio pasivo del verbo que se conjuga. E
igualmente
le
ha sorprendido que
en
dichas conjugaciones no
aparezcan ya ni el
futuro
de infinitivo ni
el imperativo plural de primera persona: haber
de amar, haber de temer o haber de partir,
y
amemos
nosotros, temamos nosotros o partamos nosotros
de aquellos
modelos de referencia de
mis tiempos mozos.
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