lunes, 29 de agosto de 2016

ALSO STARRING EL INFINITIVO

Junto con el gerundio y el participio –el llamado también participio pasado o pasivo, porque el antiguamente conocido como activo o de presente, de procedencia latina y terminado en -nte, se ha integrado casi por completo en la clase de los adjetivos o sustantivos, caso de estudiante, presidente (o presidenta, que también es correcto decir, aunque se tienda a eludirlo), etc.–, el infinitivo se engloba también dentro de las formas no personales del verbo, –el anteriormente denominado de presente, pues el de pretérito y el de futuro no figuran ya en las conjugaciones–, que se llaman de ese modo por carecer de contenido temporal y modal, así como de persona y número, en contra de lo que ocurre con los tiempos de indicativo, subjuntivo e, incluso, imperativo
 
De hecho se puede decir que el infinitivo posee una triple naturaleza, por cuanto puede formar parte indistintamente de sintagmas nominales o verbales (el rojizo atardecer o llegar tarde, por ejemplo), aparte de constituir locuciones o perífrasis verbales (echar en falta o hubo de regresar, por citar sendos supuestos concretos de una u otra). Y, por otro lado, las funciones del infinitivo en la oración son múltiples igualmente. Así, en concreto, puede hacer de sujeto (El cantar del ruiseñor es dulce); de atributo (Vivir es luchar); de complemento predicativo (La escuché llorar); de complemento directo (Quiero comprar un coche); de complemento indirecto (Dedicó su vida a hacer el bien); de complemento circunstancial (Se fue sin comer); de complemento del nombre (Me gusta su manera de vestir); de complemento del adjetivo (Es doloroso de contar); o de complemento del adverbio (Se marchó después de saludar).
 
En ningún caso el infinitivo debe usarse como verbo principal de una oración, algo que por desgracia sucede con frecuencia en los medios de comunicación, sobre todo en los hablados. De ahí que esa forma de dicción conocido como infinitivo introductorio o infinitivo fático haya sido bautizada por algún prestigioso articulista, con singular originalidad sin duda, como infinitivo radiofónico, porque en su opinión tal hábito horrísono comenzó con los cronistas deportivos. En mi opinión, –decía otro comentarista–, me imagino estar viendo a un sujeto plantado detrás de un micro (hoy habría que añadir delante de una cámara televisiva) intentando ser culto, fresco, actual y supercomunicativo, mientras se inventa usos del lenguaje como quien amasa plastilina. Es el caso principalmente de los llamados verbos de decir, –entre los que se encuentran, además de este, otros verbos como expresar, recordar, destacar, añadir, informar, manifestar, indicar, afirmar, declarar, etc.--, pues es habitual oír en los medios audiovisuales frases tan frecuentes como incorrectas, cuales informarles de que se ha cancelado la visita del Primer Ministro, destacar la gran actuación del delantero X, o recordar por último que mañana conoceremos los datos del paro, etc. A señalar, –omitiendo adrede el verbo principal, por aquello de venire contra factum proprium, claro está–, que una de las posibles fórmulas adecuadas podría ser les informamos de que…, hay que destacar la gran actuación…, o les recordamos que mañana….

Se hace preciso reseñar, en fin, que es desaconsejable el empleo del infinitivo en lugar del imperativo de segunda persona del plural, si bien esto no debe confundirse con la aparición de aquel con valor exhortativo en indicaciones, advertencias, recomendaciones o avisos dirigidos a interlocutores o colectivo indeterminados, habituales en las instrucciones de uso de los aparatos, en las etiquetas de los productos o en los carteles que dan indicaciones, en cuyo caso sí son admisibles según la RAE. Sin embargo, a criterio de la misma Institución, cuando se da una orden a una persona o a varias, –es igual, por ende, que el mandato sea en singular o en plural–, deben usarse las formas propias del imperativo, si la oración es afirmativa, que a veces puede ir introducida por la conjunción “que” como en caso de que ¡te calles!; y, si la oración es negativa o se dirige a un interlocutor al que se trata de usted, debe acudirse a las formas correspondientes del subjuntivo. No se considera ortodoxo, pues, en el habla esmerada el uso del infinitivo en lugar del imperativo para dirigir una orden en segunda persona del plural, como se hace a menudo en el habla coloquial. ¡Ponerse el pijama y dormirse cuanto antes!, por ejemplo, como una orden o un mandato, es de todo punto rechazable; debe decirse poneos el pijama y dormíos. Para la RAE solo es válido el empleo del infinitivo con valor de imperativo dirigido a una segunda persona del singular o del plural cuando aparece precedido de la preposición “a”, uso propio de la lengua oral popular: ¡Tú, a callar! o ¡Niños, a dormir!
 
Pues, si no a dormir, uno se va a callar, dando por concluso el tema, que Deo volente espero no haya resultado un poco rollo o hasta un mucho coñazo.

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