La
prestigiosa empresa
Rubio, editora de los famosos cuadernos didácticos, ha publicado
recientemente las faltas ortográficas más comunes en las redes
sociales, entre las que destaca la ausencia
de tildes, la confusión entre a
ver y haber
(un
clásico en palabras homófonas que se pronuncian igual pero se
escriben de forma distinta),
la omisión
por completo de los
signos de puntuación (confundiendo
puntos
con comas
y viceversa), el mal
uso de la letra
hache
(les da igual decir hechar
de menos que echar
de menos), el
olvido de las mayúsculas en los nombres propios o en los inicios de
frase, la utilización de la letra ka
en lugar de la ce
o la de la y
griega
en vez de la elle,
el empleo de la forma en infinitivo de los verbos cuando se habla en
imperativo, etc; no digamos nada del desconocimiento espectacular
entre ¡Ay!,
ahí
y
hay.
Pues bien,
aprovechando que el
Pisuerga pasa por Valladolid,
un servidor ha dedicado el presente comentario a algunos de los
latinismos más usados –que en muchas ocasiones se convierten en
latinajos–,
haciendo abstracción del clásico urbi
et orbi, al que se
le dedicó unas líneas hace ya cierto tiempo. Y, como
premisa previa, conviene
señalar que, de
acuerdo con las
normas de la
Ortografía
de la Lengua
Española,
lo apropiado es que
las locuciones latinas –todas
las que se señalan a continuación lo son y
figuran como frases hechas en el Diccionario de la RAE–,
deben escribirse siempre
en cursiva
o, en
todo caso,
entre comillas.
-
Grosso modo es
una locución adverbial que, no hace falta decirlo,
significa aproximadamente o a grandes rasgos. Obviamente no
es adecuado escribir groso con una sola ese,
pues la palabra latina grosso –del adjetivo de tres
terminaciones grossus/a/um– se escribe con dos eses.
Y, según aclara el Diccionario Panhispánico de Dudas, es
incorrecto anteponer la preposición a,
esto es, no debe decirse nunca a grosso modo. Por
cierto, uno no comparte lo que se dice en Wikipedia de que estemos
ante un sustantivo y un adverbio declinados en ablativo;
no solo porque grosso es adjetivo y no
sustantivo, sino porque el adverbio no se declina y, por lo tanto,
parece más lógico suponer que modo –que en teoría podría
ser adverbio también– en este caso es sustantivo, que se hace
acompañar por un adjetivo, ya que, si no, este iría solo, lo
cual no parece ser normal.
- Motu
proprio es otra locución adverbial que literalmente
significa con movimiento propio. Se usa con el sentido de
voluntariamente o por propia iniciativa. Y, al decir
de la Real Academia de la Lengua Española, ha de respetarse siempre
la forma latina proprio para el segundo elemento, y no
sustituirla por el adjetivo español propio. Y, al mismo
tiempo señala la RAE, no es adecuado su empleo con preposición
antepuesta, caso de por motu proprio o
de motu proprio, por
ejemplo.
-
Stricto sensu, –o sensu stricto,
que asimismo sería correcto–, es también una locución
adverbial, empleada igualmente como locución adjetiva, que
significa en sentido estricto o en sentido restringido.
Se opone a lato sensu, –o
sensu lato–, que significa en sentido lato o en
sentido amplio. Ambas expresiones son muy utilizadas en ámbitos
jurídicos, que en ocasiones aparecen abreviadas –s.s. o
s.str. y l.s. o s.l.–,
y se emplea cuando para una palabra, nombre o expresión son
posibles dos interpretaciones y una de ellas abarca a la otra, para
indicar que el término que acompaña debe interpretarse en el más
estrecho o más amplio de sus significados. La RAE se encarga de
aclarar que son erróneas las formas strictu sensu y stricto
senso, como en su caso lo serían también las de latu sensu
y lato senso.
- A
sensu contrario, –o a contrario sensu–,
es igualmente una locución adverbial que significa en
sentido contrario, sobre la que el Diccionario Panhispánico de
Dudas indica que es incorrecto su uso sin preposición, es decir,
sensu contrario o
contrario sensu sin más.
- Statu
quo, por último, es una expresión latina que literalmente
significa en el estado en que. Se emplea como locución
nominal masculina con el sentido de estado de un asunto o cuestión
en un momento determinado. Y, así como en plural debe permanecer
invariable –los statu quo– , no es ortodoxa la forma
status quo al decir del Diccionario Panhispánico de Dudas.
Pues
mutatis mutandis que diría un latino, Roma locuta causa
finita.
Franciscus
(Botín) dixit
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