Como
todos los años, al llegar el
mes de setiembre
o incluso antes,
se impone hablar de
fútbol, o futbol,
pues ambas formas están
recogidas
en
el diccionario de la RAE,
igual que la de balompié, término
este último que es un calco
de la palabra inglesa
football, que
en su correcta pronunciación
es la génesis de las dos
primeras y que, al estar
españolizadas, ya no son
anglicismos. Y es que este
juego, pues en definitiva no deja de ser un juego con categoría de deporte, tiempo
ha
fue
bautizado con el sobrenombre
de deporte rey, ya
que en
estos momentos es sin
duda el
más popular del mundo; no
en balde se calcula que lo
practican en torno a los
doscientos
setenta millones
de personas.
Es
curioso recordar que otrora,
en tiempos de la dictadura, se decía por los entendidos de turno
que el Gobierno ponía fútbol en la tele,
gratis eso sí, para
que el pueblo no hablase de otra cosa, sobre todo de política. Pero
aquello provoca
hoy la hilaridad cuando no
la carcajada, porque ahora,
con la democracia, de una u
otra forma
tenemos fútbol
hasta en la sopa
hablando
en términos coloquiales, o
sea, un
día sí y otro también; y a
veces por partida doble, triple, cuádruple
o las que sean.
Hace
unos años
había
fútbol televisado los sábados y los domingos, y algunos miércoles
con
la Copa del Generalísimo (hoy Copa del Rey), pero
luego el fenómeno televisivo
se extendió a los martes y los jueves también por mor
de la Copa de Europa (hoy
UEFA Champions League),
la Copa de la UEFA (en la actualidad UEFA Europa League
y antes Copa de Ferias),
o partidos tanto oficiales
como amistosos de la selección española.
Esta última temporada, por
ejemplo, ha habido semanas en
que no ha fallado
el fútbol
ni un solo
día,
lunes y viernes incluidos,
(en las primeras jornadas de
esta sin ir más lejos ya hay programados partidos para esos dos
días), que eran
los que faltaban por sumarse a la
fiesta, o para
completar el duro
que diría un castizo. Y,
hablando de temporadas
(la futbolística, por
supuesto), ya ni siquiera
existe periodo de transición entre la
anterior y la siguiente;
porque todos los años aquella
oficialmente siempre
terminaba, y sigue
terminando, a finales de
junio, pero ahora
prácticamente se empalma una
con otra por aquello de las
International Cups, las
Audi Cups y todas las demás
Cups (tan de moda en
China, en
Japón o en
EE.UU, viejo
Continente aparte) y
las eliminatorias
previas de
Champions
y de Europa League que
empiezan
en el mes de julio, sin
olvidar los trofeos veraniegos (Carranza, Colombino, Costa del Sol,
Joan Gamper,
Santiago Bernabéu,
Teresa Herrera, etc., por
ejemplo),
hoy ciertamente venidos
a menos.
Pero
a lo que iba uno es
que
todas
las temporadas,
normalmente a comienzo de la
misma, el
Comité Técnico de Árbitros (C.T.A.)
de la Real Federación
Española de Fútbol, que
desde el 15 de marzo de 1993
preside el
orondo Don Victoriano
Sánchez Arminio (1),
emite alguna circular sobre cómo los colegiados deben interpretar
las reglas de juego. (Vaya
por delante que lo
de Don escrito
tal cual –ya que debe
escribirse, dicho
sea de paso, o
D. o
don, según la RAE–
se lo atribuye
además él
a sí mismo en la antefirma de la circular, cuando lo suyo
es que el tratamiento se lo den a uno los demás, con
lo cual está dicho todo sobre el nivel cultural y
la categoría del personaje).
Y
este año el
C.T.A. ha publicado la
Circular nº 3 como
corolario de las conclusiones técnicas de las Jornadas
Arbitrales que han tenido lugar durante los meses de julio y agosto
en Santander (2),
a las que han asistido los árbitros y árbitros asistentes de 1ª y
2ª División, árbitros de 2ª División "B", árbitras
y árbitras asistentes femeninas de 1ª División.
(Hay
que subrayar por cierto que,
si
la voz árbitra
es ya
de
por sí femenina,
la
aclaración del género que
se añade al
sustantivo es obviamente
redundante, con
lo cual huelga también
cualquier comentario
adicional).
Pues
bien, en
dicha circular se señala que
afecta a tres
conceptos de interpretación. Y
a uno le ha llamado poderosamente
la atención el
que alude
al fuera de juego
(los
otros dos se refieren a las
manos deliberadas y
a la ocasión manifiesta de gol,
que no
hacen al caso aquí por ofrecer menos problemas de asimilación),
porque textualmente dice así:
Un jugador en posición de
fuera de juego en el momento en que el balón toca o es jugado
por un compañero de equipo será sancionado únicamente si llega a
participar de forma activa de una de las siguientes maneras: a)
interviniendo en el juego, al jugar o
tocar el balón pasado o tocado por un compañero;
b) interfiriendo en un adversario al impedir que
juegue o pueda jugar el balón, al obstruir claramente
el campo visual del adversario o disputarle el balón o intentar
jugar claramente un balón que esté cerca de él, y esta acción
tenga un impacto en un adversario o realizar una acción que afecte
claramente a la capacidad de un adversario de jugar el balón;
o c) ganando ventaja de dicha
posición jugando el balón o
interfiriendo en un adversario cuando el balón
haya sido desviado o haya rebotado en un poste, en el travesaño, en
un miembro del equipo arbitral o en un adversario mediante una
“salvada” deliberada de un adversario
(3).
Y
se entiende por “salvada”
(no en el diccionario de la RAE, que no la define, sino en la propia
circular) como una acción realizada por un
jugador con el fin de detener o desviar, o intentar detener o
desviar, el balón que va en dirección a la portería o muy cerca de
ella con cualquier parte del cuerpo
excepto con las manos/brazos, a menos que sea
el guardameta en su propia área de penalti
(3).
Por
cierto, en
una
especie de introducción que se hace a comienzo de dicha
circular
se
dice que en el
off-side utilizamos el verbo ”invadir o evadir” para determinar
cuándo un jugador puede interferir en el campo visual de un
adversario al “invadir” su radio de acción interfiriendo en sus
movimientos invadiendo el espacio, que dificulte la maniobra o los
movimientos del defensa o el campo visual del oponente. (¡Toma
ya!, porque para más
inri
dichos
verbos
no aparecen después
por
ningún lado en
el texto de la circular).
El
comentarista, que hace
algunos años solía ver fútbol in situ
en el propio estadio o campo
de juego (en
estos momentos tan solo lo
hace por
televisión, si bien
no ve
todos los partidos para
evitar que se le pueda
atrofiar el cerebro
como
a un
Don Quijote
cualquiera, mutando
claro los libros de caballería por la pequeña pantalla, que cada
vez es menos pequeña) y
que, por ende, tenía una
ligera noción
de lo que era un fuera de juego
(4),
ahora ya tiene
sus dudas sobre
la cuestión. Y se le ocurre
preguntar a los árbitros, y
a las árbitras también,
si la circular de referencia acerca de lo que deben sancionar como
infracción, en especial el
mencionado anteriormente
como punto
b) y en la aclaración
posterior relacionados
con ese lance del juego,
les habrá clarificado
las ideas; a uno
desde luego
que no y
no está
tampoco en
condiciones de asegurar
que
la formación académica
de todos los colegiados
(5),
o colegiadas, bien es verdad
que algunos, o
algunas, sí la tienen, les
permita interpretarla adecuadamente.
(1)
Fue
nombrado a dedo por
el suspendido presidente de la Federación Española de Fútbol, a
quien lógicamente ha defendido a ultranza en
sus problemas con la justicia,
diciendo cosas
como que
ni a un
terrorista se le trata como a él, que
en
este país crucificamos a quien sea,
o
que pone la mano en el fuego por Villar totalmente.
(2)
El
sr. Sánchez Arminio es cántabro.
(3)
El
subrayado, las comillas y las letras en negrita no
son del comentarista, figuran así en la propia circular.
(4).
En
la Regla 11 del Reglamento
se dice
que se produce la situación de fuera de juego cuando
un
jugador se encuentra más cerca de la línea de meta opuesta que el
balón y el penúltimo adversario, lo
que quiere decir que el jugador se encuentra más adelantado que
todos los jugadores oponentes menos uno, que suele
ser el portero oponente
(5)
El presidente
del C.T.A., firmante
de la circular, trabajaba como representante
de la empresa alimenticia Kraf
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