La
hija de este
comentarista (que por
cuestiones laborales reside de
forma circunstancial en
Valencia),
sabedora de la obsesión de su padre (o
sea, un servidor) por
el bien hablar en el lenguaje culto, le preguntaba el otro día si
era correcto decir tomar
la comunión (que,
por lo visto, se dice así en el País
Valencià y
que a ella le sonaba un tanto raro)
o hacer la comunión
(como se dice por estos
lares y se ha dicho to
la vida, según
ella), en
relación al acto de hacerlo por primera vez.
Y,
¿cuál es la opinión
del comentarista
al respecto?
Pues en esta ocasión,
y sin que sirva de precedente, uno se ha puesto del lado de sus
paisanos. Sí,
porque, aun cuando no lo parezca, un servidor nació en la llamada
Ciudad del Turia, bien
es cierto que casi por casualidad o por
avatares de la vida; de
hecho, con muy pocos meses lo trajeron a Málaga y aquí sigue dando
la tabarra con sus
cosas hasta que
Dios quiera.
En
todo caso, y fiel a su
inveterada costumbre, lo primero
que hizo el
comentarista obviamente
fue
acudir
al diccionario de la RAE, a
pesar de las
incongruencias en
que dicho
organismo incurre
en no pocas ocasiones,
como ya
tuvo un
servidor la oportunidad
de hacerse eco
en alguno de sus comentarios.
No
cabe duda que la comunión (en el cristianismo, claro está) es el
acto de recibir los fieles la eucaristía, sacramento instituido por
Jesucristo, mediante el cual, por las palabras que el sacerdote
pronuncia, se transustancian el pan y el vino en el cuerpo y la
sangre de Cristo. La primera comunión es un ritual sacramental de la
Iglesia católica, en el cual una persona (generalmente menor de
edad, aun cuando en realidad no tiene por qué ser así) participa
por primera vez de dicho sacramento recibiendo la comunión, es
decir, el cuerpo de Cristo. La locución es definida por la RAE
como la acción de recibir en una ceremonia especial la
comunión por primera vez.
En
principio, pues, no
parece debe
existir
inconveniente en admitir
que tomar la
comunión puede
asimilarse al hecho de
recibirla.
Al menos, en apoyo de
dicha tesis, en los
diccionarios de
sinónimos y
antónimos al uso
uno ha encontrado como
equivalentes o similares a los primeros (por
orden alfabético, que
no por el orden en que
aparecen en aquellos)
los de aceptar,
acoger, admitir, adoptar,
cobrar, coger,
obtener, percibir o
tomar,
el último de
los cuales es precisamente el de tomar,
que curiosamente sin
embargo no aparece
entre la
sinonimia de
recibir, lo cual no
deja de ser una incongruencia
desde el punto de vista
semántico.
En cambio, si nos vamos
de nuevo al diccionario de
la RAE, de las
cincuenta y ocho acepciones del término hacer
recogidas en el mismo, ninguna de ellas se asemeja a la
de recibir
o a la
de tomar (1).
Pero es que, además, entre los sinónimos de dicho verbo ni uno
solo se aproxima ni por
asomo al concepto de
pasividad o falta de
acción que aquellos llevan
implícitos, sino que
más bien conllevan una clara idea
de actividad. Veamos,
si no, cuáles son estos:
componer, concebir, confeccionar, construir, crear, descubrir,
ejecutar, ejercer, elaborar, emprender, engendrar, establecer,
fabricar, formar, inventar, obrar, originar, perpetrar, proceder,
producir, realizar, representar, terminar, trabajar o
urdir.
Por
cierto, y
como curiosidad que
al comentarista
ciertamente le
ha
llamado la
atención,
es de significar que en
otro tipo de entradas
a
través de Internet un
servidor ha
encontrado el verbo comulgar
como
sinónimo de recibir.
Y un apunte más a
tener en cuenta (aunque nada tenga que ver con el tema, pero que
puede servir de apoyo a la cuestión) es que entre
las palabras que pronuncia el sacerdote en la misa en
el momento de la consagración se
encuentra la de 'accipite'
(por recordarlo
en
latín, como a la
antigua usanza),
y
que
repite
por
dos veces, tanto a la hora de sacramentar
(2)
el
pan como el vino,
es decir, 'tomad'
o
'recibid'.
En
definitiva, y como conclusión, uno finalmente se pone del lado de
los valencianos decantándose por que (2)
sea más adecuado decir tomar
la comunión que
hacer la comunión.
(1)
Existe otro grupo de verbos sinónimos relacionados con la acción de
introducir por la boca comida, bebida o medicamentos, como beber,
consumir, ingerir, probar o tragar.
(2)
A la hora de definir el verbo
la RAE hace alusión
a convertir el pan en el cuerpo de Jesucristo, pero
no hace mención al vino.
(3)
Téngase en cuenta que aquí por que no hace las veces de la
conjunción causal porque, sino que es la combinación de la
preposición por exigida por un verbo, seguida de la
conjunción subordinante que (DPHD).
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