Hace
muy
pocas
fechas un servidor leía
en un medio de
comunicación la
noticia de que entre las medidas que baraja el Gobierno para aumentar
los ingresos de la Seguridad
Social y hacer así sostenible el sistema de pensiones está la
eliminación de los topes de las bases máximas
de cotización. Y
añadía el periodista (o pseudoperiodista,
vaya usted
a saber, porque
uno ya tiene
sus dudas de que lo
fuera)
que es lo que se
conoce en
el argot laboral como destope de las máximas.
Pero es que, además, para
mayor inri y en el
colmo del dislate, el
periódico
decía en
el titular de la
noticia, ¡toma ya!,
que el Gobierno de
Sánchez
planea destopar la base máxima para sostener las pensiones. (No
hace falta recordar que, efectivamente tanto en las bases de
cotización a la Seguridad Social como en el cobro de pensiones
existen unos importes máximos y mínimos para pagar o para cobrar,
aun cuando
luego a la hora de la verdad su
aplicación práctica, por lo que se refiere a las
últimas,
no es
fácil de entenderla,
ya que en
nuestro país existe
infinidad
de pensionistas
que
perciben
cantidades por
debajo
del
mínimo
fijado
cada
año en los Presupuestos Generales del Estado).
La
cuestión es
que
al
final todos
nos vamos contagiando del
mal uso del lenguaje,
porque no
es normal que el
presidente del Consejo General de Economistas de España
se haya
pronunciado sobre cómo la medida del destope
puede afectar
a los salarios medios y altos; o
la propia Seguridad Social también haya empleado
la palabreja
en un informe elaborado ad
hoc.
Y,
a propósito, el
secretario general de UGT
ha terminado de arreglarlo
al hablar de
topaje
de cotización, ya
que
el tal palabro
tampoco
existe en el diccionario.
Hay
que partir
de
la base de que
ninguno de los dos supuestos
vocablos,
ni
destopar ni
destope,
(ni,
por supuesto, topaje),
están
recogidos en el diccionario de la RAE
Sin
embargo, es
cierto que, partiendo
de la premisa
de que el prefijo des-
denota
negación o inversión del significado de la palabra simple a la que
va antepuesto (caso
de desconfiar
o
deshacer),
podríamos
hacernos una idea aproximada del concepto, aun
cuando sin
llegar
a una definición técnico-precisa
del término. Así,
por ejemplo, puesto
que destapar
significa
quitar la tapa o el tapón a algo,
el hipotético
verbo
destopar
podría
traducirse
como quitar
el tope a alguna
cosa. Pero
plasmar
el concepto del
sustantivo destope
al
comentarista
le
resulta un tanto complicado y en puridad
no
sabría cómo
hacerlo,
dicho
sea de paso. En
efecto, como
destape
es la acción
y el efecto de destapar o destaparse, es
de suponer que
destope
lo
sería
de destopar;
empero,
si este verbo no existe, no
resulta hiperbólico decir
que uno
se encuentra
ante
un callejón sin salida.
Por
cierto, y a título de curiosidad, entre las diversas acepciones que
en el diccionario existen del
prefijo des-
figuran las siguientes: a) la
que indica privación, caso
de desabejar;
b) la que
denota exceso o
demasía
como
en deslenguado;
c) la que puede
significar
'fuera
de'
como
en descamino
o deshora);
o
d) la
que a veces indica afirmación, como
en
despavorido. Y,
de entre todas ellas, a uno le ha llamado poderosamente la atención
porque no lo conocía (nunca es tarde para aprender,
como reza el viejo adagio), el verbo desabejar,
o
sea,
quitar
o sacar las abejas del vaso o colmena en que se hallan.
Finalmente, es de señalar que
en esta ocasión tanto el verbo destopar como el sustantivo
destope se han acuñado (puede que por influencia de
destapar y destape, si bien en este caso ambas voces
sí son correctas) partiendo de cero, ya que en otros supuestos para
crear la nueva palabra sin duda se ha buscado apoyo en palabras
preexistentes: en unos casos partiendo de un verbo nos hemos
inventado el sustantivo, como en prevalimiento
respecto al verbo prevaler, y en otros, ha sido a la inversa,
pues de un sustantivo nos hemos sacado de la manga el verbo,
cual aperturar, contragolpear o timbrar
(este último en el sentido de tocar el timbre) con base en apertura,
contragolpe o timbre, respectivamente.
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