viernes, 1 de noviembre de 2019

GOBERNANZA, SÍ; PERO COGOBERNANZA . . .


 Desde hace bastante tiempo este comentarista sostiene que cada vez se habla y se escribe peor; y no se refiere solo a los políticos, que también, sino a los medios de comunicación sean orales o escritos y, por supuesto, a los tertulianos, tertuliantes, tertulios o contertulios de estos últimos (términos todos ellos sinónimos entre sí y recogidos en el diccionario de la RAE, no obstante pueda parecer un tanto raro por ser muy poco frecuente el uso de algunos, casos de tertulios y tertuliantes), pues se supone que unos y otros (u otros y unos, que tanto monta) debieran tener una mínima preparación adecuada para ello, cosa que por desgracia no siempre ocurre así. Y a propósito de contertulio, si una tertulia es una reunión de personas que se juntan habitualmente para conversar o recrearse (lo cual implica que sus componentes han de ser más de uno), y si el prefijo co- (en su caso también con- o com-) es un componente de palabra procedente del término latino cum, que indica reunión o compañía (cooperación, consorcio, compadre, etc), por pura lógica lo de contertulio no deja de ser redundante o tautológico con permiso de la RAE, habida cuenta de que el vocablo tertulio, que ya de por sí existe, se predica de la persona que participa en una tertulia

 Pues bien, el preámbulo anterior simplemente ha dado pie a un servidor, o si se quiere lo ha usado uno como pretexto, para pergeñar el presente comentario. Y es que el comentarista ha leído recientemente en el diario La Razón un titular que francamente le ha llamado la atención; en concreto rezaba de esta manera: Cogobernanza: vía al 10-N,. Porque, según el diccionario de la RAE, la palabra gobernanza se entiende como el arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad y el mercado de la economía; es verdad que en su segunda acepción, de la que añade que está en desuso, define el vocablo como acción y efecto de gobernar o gobernarse. (Por cierto, la asiduidad a las tertulias de cierta cadena de televisión del director del Diario mencionado, que parece ser es licenciado en Periodismo y doctor en Derecho, aparte de profesor universitario [estas dos últimas cualificaciones se encarga él mismo de recordarlo casi constantemente, es de suponer para que no lo olviden los demás] es bastante habitual; eso sí, su encomiable y plausible facundia queda malparada por mor de cierta muletilla que utiliza de forma continua, lo cual le hace perder ciertamente la brillantez de su exposición).

La cuestión es que el citado titular aludía a las declaraciones que el presidente del Gobierno en funciones hizo con motivo de la penúltima oferta realizada a Unidas Podemos en su intento, uno más, de conseguir que dicha formación política lo apoye en su afán de conseguir a toda costa su pretendida investidura como Jefe del Ejecutivo y evitar así nuevas elecciones. En dichas declaraciones Pedro Sánchez subrayaba que pueden participar en la gobernanza del país, que no el Ejecutivo (por supuesto, se supone debió decir del Ejecutivo). En resumen, que el empleo de la palabra cogobernanza no hay que achacarlo al presidente del Gobierno, sino a la periodista autora del articulo o, en todo caso, al periódico La Razón, que lo publicó.

 ¿Y por qué considera el comentarista que la utilización de la palabra cogobernanza no es adecuada en el contexto realizado? Pues sencillamente por una cuestión de lógica. Es cierto que la palabra en sí, que tampoco está recogida en el DRAE, de entrada no tendría por qué ser rechazada en abstracto; y en esa dirección ha tenido ocasión de pronunciarse la Fundéu BBVA (Fundación del Español Urgente), diciendo que el término sería correcto aplicado a una gobernanza compartida o con cooperación. Pero no podemos olvidar que gobernanza en puridad significa el arte o manera de gobernar, pues en el sentido de acción y efecto de gobernar o gobernarse ya se ha dicho que está en desuso. Por lo tanto, hablar de cogobernanza bajo la primera de las ópticas reseñadas sería harto más que discutible; otra cosa es hacerlo referido a la última de las acepciones, en cuya hipótesis sería bastante más aceptable.

 No deja de sorprender que el DRAE, al definir la palabra gobernabilidad, en su segunda entrada (en la primera dice que es la cualidad de gobernable) la equipara de hecho a gobernanza, o sea, al arte o manera de gobernar, con lo cual claramente está admitiendo que ambos términos, gobernabilidad y gobernanza, son sinónimos o tienen parecido significado; pero, en honor a la verdad, debe decirse que en los diccionarios dedicados al tema de la sinonimia que uno ha consultado no aparecen como tales. En todo caso, para algunos destacados estudiosos de la cuestión existen notables diferencias entre ambos conceptos. Y, así, los mismos entienden que la gobernabilidad es lo que hace que se puede gobernar fortaleciendo las capacidades de los gobiernos; o, dicho de otro modo, la gobernabilidad la conforman las capacidades de los actores sociales. Por el contrario, consideran que el término gobernanza, (de más reciente cuño, pues se usa desde la década de 1990) no es suficiente para gobernar y dirigir la complejidad de la sociedad actual, incluso dotando al Gobierno y al Estado de las capacidades necesarias; en definitiva, hace referencia a las reglas de juego dentro de un sistema social.

 La conclusión para un servidor, al margen de que la palabra suene no del todo bien y casi de modo antiestético, siempre claro a juicio del propio comentarista, es que la cogobernanza como algo estrictamente subjetivo (un arte o una manera de hacer algo evidentemente lo es) casa mal con el hecho de realizarlo de forma conjunta con otros artistas, máxime si estos tienen una concepción diferente de la obra de arte a realizar.


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