sábado, 29 de marzo de 2014

¿POR QUÉ NO SALE AHORA A LA PALESTRA LA FISCALÍA?

El día 24 de marzo de 2014 apareció publicado en el Boletín Oficial del Estado el Real Decreto 208/2014, el cual literalmente decía que con motivo del fallecimiento del Excelentísimo Señor Don Adolfo Suárez González, Presidente del Gobierno y Duque de Suárez, y en señal de condolencia, a propuesta del Presidente del Gobierno, se declara luto oficial desde las 00 horas del día 24 de marzo hasta las 24 horas del día 26 de marzo, durante los cuales la Bandera Nacional ondeará a media asta en todos los edificios públicos y buques de la Armada.

Pues bien, el alcalde de San Sebastián D. Juan Carlos Izagirre Hortelano, de Bildu, cual no podía ser de otro modo, se negó a respetar ese luto oficial decretado, así como a guardar un minuto de silencio en el pleno que, como muestra de respeto, habían pedido los representantes de los grupos de la oposición en el Ayuntamiento de la capital guipuzcoana, so pretexto de que, según sus propias palabras traídas a colación por los medios de comunicación, dicen que era un franquista refiriéndose a tan ilustre fallecido. Es decir, que ni él mismo estaba convencido de lo que afirmaba, entre otras cosas porque cuando murió el dictador, ¿es que su partido no ejerce igualmente también una dictadura, en este caso, de izquierdas?—, él era todavía un niño. Por cierto, si es verdad que sin conocer el pasado es difícil construir el futuro, —atinada frase, al parecer, del propio Alcalde—, no olvide, Sr. Izagirre, que posiblemente su partido esté hoy gobernando en la instituciones gracias en parte a esa persona respetada por todos y menospreciada vilmente por usted.

Uno no va a debatir aquí sobre la inadmisible negativa del dirigente abertzale de guardar el minuto de silencio, por ser cuestión totalmente voluntaria y de mera educación. Pero, si ésta no se tiene, es imposible pedirle peras al olmo por muy médico que se sea, como es su caso, lo cual es aún mucho peor y lo retrata como persona. Sí le diría al regidor municipal que esa misma respetuosa iniciativa se viene haciendo desde hace tiempo en la comunidad de propietarios de la urbanización donde vive un servidor, al inicio de cada Asamblea General anual, en memoria de todos los comuneros fallecidos durante el año anterior, sin que ninguno de los asistentes haya mostrado nunca jamás su rechazo, bajo la excusa de que alguno de los finados fuera de distinta ideología a la de propia de cada uno.

En cuanto al asunto del luto oficial, parece ser que el sujeto en cuestión, que igualmente pasó olímpicamente de cualquier muestra de duelo por el reciente fallecimiento de su colega político y de profesión, el alcalde Bilbao D. Iñaki Azkuna, ocupándose en cambio de rendir homenaje, eso sí, al Kurdistán, manifestó a la prensa en tono chulesco: Por qué vamos a colocar las banderas a media asta? ¿por ése?, aludiendo despectivamente al ilustre Duque de Suárez, qué más quisiera semejante politicastro parecerse a él—, o bromeando si era por la muerte del mandatario bilbaíno.

Alguien ha dicho que tal individuo, —que uno entiende no debe seguir rigiendo la Corporación Municipal de la Bella Easo, ha incurrido en prevaricación, si bien un servidor no llega a tanto, ya que ha de considerarse que ese delito lo perpetra la autoridad o funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en un asunto administrativo (art. 404 del Código .Penal); y en este caso no puede hablarse stricto sensu de que haya existido ningún tipo de resolución. Pero sí piensa que ha podido incurrir en el de desobediencia, pues son reos de él los que sin estar comprendidos en el artículo 550, —el cual alude a los que acometan a la autoridad, a sus agentes o funcionarios públicos, o empleen fuerza contra ellos, los intimiden gravemente o les hagan resistencia activa también grave, cuando se hallen ejecutando las funciones de sus cargos o con ocasión de ellas—, resistieren a la autoridad o sus agentes, o los desobedecieren gravemente, en el ejercicio de sus funciones. ¿O es que podemos afirmar sin ambages que S.M. El Rey, firmante del Real Decreto transcrito al principio de este comentario, no tiene categoría de autoridad? A propósito, ¿qué opinaría el Alcalde de San Sebastián si cualquier ciudadano de su municipio se negare a acatar cualquier ordenanza que haya dictado, pues es de suponer que alguna habrá promulgado en los casi tres años que lleva presidiendo la Corporación donostiarra?

Uno, en fin, se pregunta a sí mismo de forma ingenua que por qué en este caso no ha abierto diligencias penales la Fiscalía, que en ocasiones lo ha hecho simplemente por unas declaraciones, caso del Cardenal Sebastián.