sábado, 13 de septiembre de 2014

SIC TRANSIT GLORIA MUNDI

Que en la vida no existe nadie imprescindible aunque algunos puedan ser más necesarios que otros—, es un axioma que no necesita demostración alguna, expresado de esa guisa adrede a pesar de ser una redundancia o un pleonasmo, ya que el propio concepto del término implica per se que no necesita ser demostrado. Tampoco uno va a discutir la realidad que esconde el dicho popular de que a rey puesto otro en su puesto, porque es algo consustancial para que la continuidad de un sistema, el que sea, siga estando bien asentada; o dicho de otro modo, el muerto al hoyo y el vivo al bollo, o angelitos al cielo y a la panza los buñuelos, es decir, que por muy honda que sea la pena causada por la muerte de un ser querido, los deudos del finado deben reanudar las exigencias ordinarias de sus quehaceres diarios, habida cuenta de que la vida obviamente ha de seguir de forma inevitable. Pero, ¡hombre!, todo en este mundo parece que debe tener un límite siempre. 

Viene lo anterior a cuento, porque esta misma semana todos nos hemos desayunado con la luctuosa noticia del inesperado fallecimiento repentino de D. Emlio Botín, el tío Emilio, como en tono hilarante, por aquello del apellido, lo llamábamos en el entorno familiar de un servidor, a la sazón presidente de SANTANDER. Y es que no pocos seguidores del blog seguramente habrán reparado que en los rótulos de la entidad financiera tiempo ha que no figura antepuesta la palabra Banco, como ocurre con el resto de las entidades bancarias; que incluso aparecía, contra lo que pudiera parecer, en el ya desaparecido Ban(co) es(pañol) (de) (crédi)to, —controlado casi en un noventa por ciento por aquél hasta su relativamente reciente integración tras la fusión por absorción—, cual se puede fácilmente comprobar por el acrónimo destacado en negrita. Por cierto, de los bancos conocidos, allá por la década de los sesenta del extinto siglo XX como los siete grandes de la banca —Banesto, Hispamer, Centrobán, Bancobao, Bancaya, Bansander y Popularbán—, tan sólo subsisten con sus marcas primigenias los dos últimos, siendo de destacar que de los mencionados por sus nombres abreviados, citados por importancia en recursos ajenos con datos referidos al año 1968, los tres primeros fueron engullidos por la mercantil cántabra. 
 
El dato que a uno le interesa destacar de la noticia, como suele ser su norma habitual, es el hecho anecdótico o el lado más humano, en este caso menos humano, de la misma. Y es que en la referencia periodística, tomada de forma literal de un medio de comunicación de tirada nacional, se decía textualmente que Ana Patricia Botín, la hija primogénita del banquero fallecido—, emocionada, sin haber dormido apenas tras aterrizar de madrugada en Madrid, salió en la tarde de ayer del consejo de administración de Banco Santander en la sede de Boadilla del Monte como presidenta ejecutiva tras una operación relámpago diseñada por su padre. Porque la cuestión a destacar no es el nombramiento en sí mismo considerado, sino que éste se produjera cuando el cadáver de su padre aún estaba de cuerpo presente, puesto que aún no había sido inhumado.

El comentarista recuerda que, cuando en el año 1986 falleció su esposa, de forma igualmente inesperada, un servidor no tenía gusto pa na. Sin embargo, la hija de don Emilio, la ya poderosa Dª Ana Patricia, que desde ahora va a ser Dª Ana a secas, pues parece que así quiere que se la llame, y por supuesto ex-prima ya también, pues uno tiene que renegar de familiares de tan escasos sentimientos, sí lo ha tenido para asistir con entereza al Consejo de Administración del Banco. Vale que el Santander activara de inmediato la sucesión para evitar la inestabilidad del Banco, cosa que un servidor tampoco entiende muy bien, que se sepa, ese día funcionó con total normalidad—, porque es de suponer que en la organización de la Entidad existen los mecanismos adecuados para caso de enfermedad o ausencia del Presidente. ¿No se podría haber puesto en marcha el protocolo correspondiente, ahora que está de moda la dichosa palabreja? ¿Jamás el Presidente se ausentó de España, aunque fuera por unos días,? ¿No estaban disponibles sus leales vicepresidentes D. Fernando de Asúa, D. Matías Rodríguez Inciarte o D. Guillermo de la Dehesa? 
 
En fin, un servidor no puede por menos de rememorar aquello que aprendió también en sus años del Seminario de que una de las tres causas de los pecados del ser humano no de la persona humana, como en bastantes ocasiones suele decirse, de forma poco ortodoxa, porque por su propia definición persona es el individuo de la especie humana—, era la soberbia de la vida o el afán por el poder, los otros dos eran la concupiscencia de la carne y la concupiscencia de los ojos, o sea, la obsesión desmedida por el sexo y por el dinero respectivamente—, y se reafirma en su tesis de que cada vez está mas desencantado con la actitud del ser humano
 
Sic transit gloria mundi