Me gustaría decirle al sr. Alcalde de Mollina y a la sra. Concejala de Festejos que eso de decir mollinatos y mollinatas para dirigirse a sus conciudadanos, -obsérvese que omito conciudadanas adrede obviamente-, aparte de sonar no muy bien que digamos, -lo mismo que parados y paradas por ejemplo-, es una incorrección lingüística, por mucho que el sistema últimamente esté proliferando en el lenguaje culto de la mano de
políticos y sindicalistas, que lógicamente se debería desterrar. Porque
no es que lo diga un servidor; lo dice la RAE, que es el Organismo que
tiene la autoridad correspondiente en la materia. En tal sentido, me
permito transcribir el párrafo que, al respecto, se recoge en el
Diccionario Panhispánico de Dudas:
En
los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no
solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino
también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la
especie, sin distinción de sexos. Consecuentemente, los nombres
apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su
designación a seres de uno y otro sexo. En las frases "los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales" o
"en mi barrio hay muchos gatos", de esas referencias no quedan
excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas. Así, con la
expresión "los alumnos" podemos referirnos a un colectivo formado
exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto,
formado por chicos y chicas. A pesar de ello, en los últimos tiempos,
por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se
está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la
alusión a ambos sexos:. En la oración "decidió luchar ella, y
ayudar a sus compañeros y compañeras" se olvida que en la lengua está
prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del
género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse
intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley
lingüística de la economía expresiva. Así pues, en el ejemplo citado
pudo, y debió, decirse simplemente "ayudar a sus compañeros".
Seamos serios y contribuyamos entre todos a enriquecer el lenguaje, no a empobrecerlo, sin confundir churrras con merinas, o el culo con las témporas, la velocidad con el tocino o la gimnasia con la magnesia.
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