sábado, 10 de febrero de 2018

PORTAVOZAS, MIEMBRAS Y JÓVENAS

¿Tiene algo que ver el culo con las témporas, la gimnasia con la magnesia o la velocidad con el tocino?. Evidentemente nada, pues dichas frases fueron acuñadas en su día por el pueblo para reprender confusiones ajenas, cuando alguien mezclaba cosas que nada tenían que ver unas con otras ni pertenecían a un mismo entorno lingüístico; en suma, que no sabían lo que estaban diciendo, que confundían los términos, los conceptos, los juicios... 
 
Y es que para Dª Irene Montero (1), diputada de Unidos Podemos, que en una conferencia de prensa habló de portavoces y portavozas, el uso de la palabreja 'portavoza' es una forma de avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres; o, siempre en su opinión, una forma de dar mayor visibilidad a las mujeres en su lucha por la igualdad de derechos con los hombres. En definitiva, un modo diferente de ver la cuestión, por supuesto obviamente matizable (palabro que cita uno a propósito, aun cuando el término no aparezca en el diccionario de la RAE), por cuanto no cabe duda de que existen otras formas y maneras de luchar contra la desigualdad que la de hacerlo a través del lenguaje, que es sacar las cosas fuera de contexto, o de mear fuera del tiesto para decirlo de forma más vulgar, como haría cualquier izquierdoso (o izquierdosa) de turno. Y, puesto que se trata de jugar con las vocales, como ha expresado muy bien el periodista D. Carlos Herrera, a lo mejor ella no es un cargo público, sino una carga pública. Según Dª Irene Montero (o Dª Irena Montera, que iría más en consonancia con su criterio femnistoide), lo que diga la Real Academia Española es lo de menos porque esta no es el mejor ejemplo en la lucha por la igualdad. Y, es importante, ha precisado, que la mujeres hagamos un esfuerzo por desdoblar el lenguaje y de utilizarlo de forma inclusiva, enmarcando su nueva palabra en la obligación de los políticos y las políticas (forma muy propia de hablar de los líderes de izquierdas, claro está) de luchar por la igualdad. Me disculparán si no utilizo palabras que no son de la máxima corrección según la RAE y el portavoz del Gobierno, (quien, como ministro de Educación, Cultura y Deporte no ha tenido más remedio que criticarla con razón), ha señalado para justificar su postura.
 
Es curioso, sin embargo, observar que la palabra 'femenino' en concreto pertenece al género masculino, lo cual en principio puede resultar una contradicción. Por lo tanto, a partir de ahora lo normal sería decir la génera femenina (y no el género femenino), si es que las palabras terminadas con la vocal 'a' necesariamente hay que identificarlas como referidas a la mujer. ¿Y portavoz? ¿a qué género pertenece? Porque no hay que ser muy sagaz para saber que 'voz', el término base del que proviene aquel (el otro, el verbo 'portar', es indudable que carece de género de momento, aunque todo pueda andarse con el tiempo) es claramente femenino (o femenina). Así, de forma un tanto irónica el prestigioso escritor D. Juan Manuel de Prada ha dicho que, si la palabra 'voz' es femenina, 'portavoz' habría que dejarla tal cual para el género femenino, debiéndose en todo caso cambiar 'portavozo' para el masculino, lo cual a criterio de un servidor sería mucho más acorde con teorías tan peregrinas. 
 
Como era lógico suponer, la Sra. Montero, aparte de contar con el apoyo de su compañero sentimental y jefe de militancia política D. Pablo Iglesias, ha encontrado una fiel aliada en Adriana Lastra (2), la actual vicesecretaria general del PSOE y mano derecha de su propio líder D. Pedro Sánchez, que se ha sumado a la defensa del uso de la palabra "portavoza", a pesar de que el sustantivo 'voz' sea en sí mismo femenino y no tenga correspondiente masculino; y ha apuntado que su empleo no le parece mal, igual que no me pareció mal la expresión 'miembros y miembras', la que en el año 2008 usara Bibiana Aído, la entonces ministra socialista de Igualdad. En ese sentido no es de extrañar que haya manifestado, refriéndose a Margarita Robles (3), que yo a mi 'portavoza' la llamo 'portavoza'. Esta última ha tenido al menos la habilidad y el acierto de precisar que el lenguaje es importante, pero que más importantes son los hechos, pues de lo que se trata es avanzar en las políticas de igualdad.
 
Antes que ellas, la exesposa del expresidente del gobierno D. Felipe González (uno ha hecho abstracción adrede de la expresión exmujer para evitar pueda ser tildado de machista, habida cuenta de que la preposición 'de', en la acepción de la RAE, denota idea de posesión o pertenencia), cuando era diputada por el PSOE en Cádiz popularizó los términos jóvenes y jóvenas, quizás tratando de ser políticamente correcta más que la corrección política y más feminista que el feminismo; y eso que Dª Carmen Romero es licenciada universitaria (4) y había ejercido, al parecer, como profesora agregada de instituto en materia de Lengua y Literatura. (A lo mejor hay que convenir que lo del maestro Ciruela no ha dejado jamás de tener actualidad, aunque suene un tanto estrambótico).

La RAE considera que los desdoblamientos del lenguaje a los que se ha hecho referencia son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. Para los académicos de la Lengua la actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas, motivo por el cual la Academia considera que deben de evitarse tales repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.

Como conclusión, en fin, el comentarista se va a permitir traer a colación aquí las palabras que el Gran Wyoming dirigió a la periodista Sandra Sabatés en el programa El Intermedio, cuando esta comentó la noticia (la misma que ha dado pie a un servidor para elaborar el presente comentario), porque resumen muy bien, aunque sea en tono hiperbólico y en clave de humor, la cuestión planteada: “Parece mentira y mentiro que hayas estudiado periodismo y periodisma. Ponte la pilas y los pilos; hay que actualizar el idiomo y la idioma al dos mil diezciocho y diezciocha”. Sin duda alguna, genial.


(1) Licenciada en Psicología por la Universidad de Madrid, tiene un máster en Psicología por la misma Universidad.
(2) Estudió Antropología Social, pero no acabó la carrera ni se le reconoce actividad laboral fuera de la política.
(3) Exmagistrada del Tribunal Supremo y cesada por incompatibilidad, es portavoz (o portvoza) del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados. 
(4) Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla.

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