martes, 1 de noviembre de 2011

GÉNERO Y SEXO, o SEXO Y GÉNERO, NO SON LO MISMO ( y II )


Recientemente tuve la ocasión de asistir a una conferencia que versaba sobre la ley contra la violencia de género, mal llamada así, en mi opinión, porque uno entiende que género y sexo no significan la misma cosa, a pesar de que se supone que quienes elaboran las leyes están asesorados por letrados. Y un letrado, -género en el que se encuadran los abogados, secretarios judiciales, jueces, magistrados, etc.-, en la primera acepción que precisamente recoge el diccionario es el de persona sabia, docta o instruida.
Antes, sin embargo, de abordar el tema que me ha sugerido este comentario, conviene hacer una postrera referencia a otra variante sobre el uso indebido del género en general, ya que en los últimos tiempos, por razones de corrección política, -que no de corrección lingüística-, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita la alusión a ambos sexos al referirse al plural. Y es que, -no lo dice uno, lo dice la RAE-, en los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos. Por tanto, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo. Así, por ejemplo, la expresión los alumnos puede referirse a un colectivo formado sólo por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas. No hay que olvidar que en la lengua cabe la posibilidad de poder referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, en lo que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva. Pero, claro, si una ilustre Corporación como el Colegio de Abogados de Málaga, -no hablo ya de políticos o sindicalistas-, en su página web habla de compañeros y compañeras, letrados y letradas o abogados y abogadas para aludir a determinados colectivos, apañados estamos. No digamos nada del símbolo de la arroba @ que tanto prolifera como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo. Debe tenerse en cuenta, -dice la RAE-, que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo.
Pero, yendo a lo que íbamos, entiendo que no es correcto hablar de violencia de género, como hace la ley, para referirse a la violencia sobre o contra la mujer, por cuanto una y otra idea no son iguales. Si género es un concepto gramatical, sexo es un concepto biológico, no obstante se utilice a veces  el nombre género natural (equivalente al sexo) para contrastar con género gramatical. El género no está basado en el sexo biológico (extragramatical), sino en la clase a la que tal sustantivo pertenece. Fue quizás, con el auge de los estudios feministas en los años setenta del siglo XX, cuando empezó a usarse en el mundo anglosajón el término gender con un sentido técnico específico, que se ha extendido a otras lenguas, entre ellas el español. En la teoría feminista, con el término género se alude a una categoría sociocultural que implica diferencias o desigualdades de tipo social, económico, político, laboral, etc. En ese contexto es en el que cabe aceptar expresiones como estudios de género, discriminación de género o violencia de género, dentro de cuyo ámbito concreto de esos estudios sociológicos, para la RAE esta distinción puede resultar útil; pero el nuevo significado no lo recoge todavía en su léxico. Por ello, el empleo de la palabra género sin ese sentido no es admisible. El Diccionario sigue diciendo que sexo es la condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas, o el conjunto de seres pertenecientes a un mismo sexo; en tanto que .género es el conjunto de seres que tienen uno o varios caracteres comunes, o la clase o tipo a que pertenecen personas o cosas. Y el Diccionario Panhispánico de Dudas aclara que para designar la condición orgánica, biológica, por la cual los seres vivos son masculinos o femeninos, debe emplearse el término sexo; y añade que las palabras tienen género (y no sexo), mientras que los seres vivos tienen sexo (y no género). El uso, pues, de la palabra género como sinónimo de sexo ha de evitarse. Para las expresiones discriminación de género o violencia de género existen alternativas como discriminación o violencia por razón de sexo, discriminación o violencia contra las mujeres, violencia doméstica, violencia de pareja o similares.
Por cierto, si no he contado mal, hasta en ciento nueve ocasiones la dichosa ley emplea la locución violencia de género y en otras tantas veces violencia contra la mujer o las mujeres, como si fueran sinónimos. Pero curiosamente, a los juzgados creados específicamente ad hoc por la propia ley los llama de violencia sobre la mujer, que entiendo es más adecuado.
                                                                                                                            He dicho

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1 comentario:

  1. Me acerco al blog de nuestro compañero y amigo Paco Botín. En el que bajo el titulo LAS COSAS DE BOTÍN. Tengo la ocasión, de recrearme con la lectura de "sus cosas". Con la ventaja, sobre quien no haya tenido la oportunidad de conocerlo personalmente. De que a la lectura, le pongo sonido, el sonido del fácil y elocuente verbo de Paco Botín. Ricardo Bajo

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