miércoles, 26 de junio de 2019

LOS DEMOSTRATIVOS


Cuando uno empezaba a dar sus primeros pasos en la escuela, allá por los años del catapum, la Gramática nos enseñaba a los aprendices de estudiantes que pronombre es la parte variable de la oración que sustituye al nombre para evitar su repetición. Hoy dice el diccionario de la RAE que es la clase de palabras cuyos elementos hacen las veces del sustantivo o del sintagma nominal y que se emplean para referirse a las personas, los animales o las cosas sin nombrarlos (Obsérvese que no dice 'sin nombrarlos y sin nombrarlas', como le agradaría dijera a quienes propugnan por ese lenguaje inclusivo que de forma absurda se ha puesto de moda entre los políticos y sindicalistas de izquierdas principalmente). Y las enciclopedias al uso distinguían cinco clases de pronombres, a saber, personales, demostrativos, posesivos, relativos e indeterminados

 El diccionario de la RAE cita algunos pronombres más, pues en dicha nómina incluye los adjetivos, los exclamativos, los indefinidos y los interrogativos, algo que en opinión del comentarista hace con un criterio ciertamente un tanto discutible. Sí, porque 'los pronombres exclamativos e interrogativos' los define como aquellos que permiten construir expresiones exclamativas o construir enunciados interrogativos ('quién' en '¡quién se lo podía imaginar!' dice que es pronombre exclamativo y 'quien' en 'no sabe quién vino' es un pronombre interrogativo)', en tanto que 'quien' sin ninguna exclamación o interrogación lo considera pronombre relativo, como se entendía antiguamente; por su parte los pronombres indefinidos' viene a equipararlos de hecho a 'los indeterminados'; y del 'pronombre adjetivo' precisa a su vez que en algunas gramáticas tradicionales es el pronombre que determina al sustantivo, señalando que 'mi es un pronombre adjetivo', lo cual no es muy coherente que digamos, por cuanto en las entradas correspondientes a los términos 'mi' , 'tu', 'su' señala que estos son adjetivos posesivos de primera, segunda o tercera persona (de 'mí' con tilde dice también que es pronombre personal de primera persona), igual que se indicaba en las antiguas enciclopedias, en las que se hablaba de que las palabras 'mío', 'tuyo' y 'suyo' pierden la última sílaba cuando preceden al nombre sustantivo, o sea, que venían a ser los mismos adjetivos posesivos apocopados. (Ergo no queda claro del todo si 'mi', 'tu' y 'su' son pronombres adjetivos o adjetivos posesivos). Y aquellas enciclopedias de rancio sabor abolengo nos enseñaban también que los pronombres demostrativos (los clásicos 'este', 'ese' y aquel (1) , con su correspondientes femeninos y plurales) tienen carácter de adjetivo determinativo (no los neutros 'esto', 'eso' y 'aquello', que siempre eran pronombres), si acompañan a un sustantivo; hoy dice el diccionario de la RAE que señalan algo o a alguien y lo identifican en función de la distancia espacial o temporal que lo separa del hablante.

De todas formas, a lo que uno quería llegar es que las repetidas enciclopedias y gramáticas de entonces hablaban de que los demostrativos se aplicaban, (ya fueran pronombres o adjetivos), y tanto estuvieran en cualquiera de los géneros (masculino, femenino o neutro) y números (singular o plural), según las siguientes situaciones: 'este' (incluyendo a 'esta', 'esto', 'estos' y 'estas'), a lo que estuviera más cerca de la persona que hablara, es decir, denotaban cercanía de lo señalado respecto al emisor; 'ese' (lo mismo que 'esa', 'eso', 'esos' y 'esas'), a lo que estuviera más cerca de la persona a quien se hablara, esto es, señalaban proximidad de lo señalado respecto al receptor; y 'aquel', (con 'aquella', 'aquello', 'aquellos' y 'aquellas' igualmente), a lo que estuviera lejos de una y otra, o sea, expresaban distancia de lo señalado respecto al emisor y al receptor. Hoy día, sin embargo, para cada uno de los tres demostrativos el diccionario de la RAE hace una curiosa distinción entre adjetivo y pronombre, considerando en el primer caso a 'este' (femenino y plurales incluidos) como lo que está cerca de la persona que habla, o como lo que se acaba de mencionar o se va a mencionar a continuación', y en el segundo (con el femenino y los plurales, sin excluir al neutro) como el que o lo que está cerca de la persona que habla, o como el que o lo que se acaba de mencionar, o el que o lo que se va a mencionar a continuación; a 'ese', en el caso del primero (incluyendo femenino y plurales), como lo que está cerca de la persona con quien se habla, o como lo que acaba de mencionarse o que va a ser mencionado, y en el segundo (igualmente con el femenino, los plurales y el neutro), como el que o lo que está cerca de la persona con quien se habla, o como el que o lo que acaba de mencionarse, o el que o lo que va a ser mencionado; y a aquel (asimismo con sus femeninos y plurales), como lo espacial o temporalmente alejado de la persona que habla y de la persona con quien se habla, en el primer caso, y el que o lo que está lejos, espacial o temporalmente, del hablante y de su interlocutor, en el segundo. (Por cierto, al margen de que sea nada lógico ni serio, no parece muy académico, por mucho que lo diga la RAE, que de los pronombres 'este y ese' se predique la misma expresión [sí, la antes citada textualmente de que se acaba de mencionar o que se va a mencionar], por cuanto de esa manera no se aprecia diferencia alguna de proximidad o distancia entre el emisor de un determinado mensaje y su receptor. No olvidemos que con los demostrativos cabe establecer gráficamente esos distintos grados de inmediación o lejanía, con base en los antiguos adverbios de lugar (curiosamente llamados en la actualidad demostrativos) 'aquí', 'ahí' o 'allí', cual en las oraciones 'Esto se ubica aquí', 'Esa se encuentra ahí' o 'Aquel está situado allí').

Uno entiende, en definitiva, (y este ha sido el motivo que lo ha impulsado a pergeñar el presente comentario) que, si un servidor envía a alguien alguna misiva, lo correcto no es contestarle que esto lo has explicado bastante bien, sino eso lo has explicado. . .

(1) Escritos sin tilde, de conformidad con las recomendaciones de la RAE, no obstante la oposición en la práctica de su académico Sr. Pérez Reverte.


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