El pasado día 20 del mes
de diciembre, en que casualmente pasaba por los aledaños de El Corte
Inglés, no tuve más remedio que acordarme, aunque suene un tanto
raro, del General Franco sí,
el dictador, como casi de forma despectiva se le suele
denominar cuando se alude a él, por algunos de los políticos
actuales, de izquierda principalmente, olvidando que, nos guste o no
nos guste, fue un personaje importante para la Historia de España.
Y, ¿por qué dice un servidor esto? Pues porque la parafernalia y el
dispositivo policial que se había montado en las proximidades del
Centro Comercial no
menos de seis furgones policiales, o furgonetas según la
prensa, con sus correspondientes efectivos
y el control para acceder a la Sala del Ámbito Cultural como
si tratara del control en un aeropuerto
me retrotrajeron a épocas pasadas, o a tiempos más cercanos,
que para el caso que nos ocupa es igual, en que para ir a entregar
una simple notificación judicial a la Pantoja se hizo con una
pompa y con un boato fuera de lo común y sin justificación alguna.
Alguien, supongo, se
preguntará inmediatamente, como me lo pregunté yo, si es que
pasaba algo, si había ocurrido un atentado o algo mucho peor aún.
Pues no; simplemente se trataba de que una persona normal, como
pienso debiera ser el ciudadano Aznar, don José María por
muy presidente del Gobierno que haya sido y presidente de la
Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, (¡toma ya!),
que sea estaba firmando
el libro de memorias que ha escrito.¡Viva la democracia y quien la
trujo!¡Viva la libertad de circulación! ¡Viva la igualdad
de todos los españoles ante la ley!
A mí me parece bien que
el sr Aznar, don José María, se rodee de los guardaespaldas y de la
protección personal que desee o estime conveniente, pero lo que me
parece mal es que no se lo pague él, que se supone tiene poderío y
medios suficientes para ello. ¿O es que alguien se cree que los
gastos que haya generado ese montaje vayan a ir cargo de su
peculio particular y no al de los presupuestos generales del Estado,
tan restrictivos para algunos, eso sí, pero ya menos para
otros?¿No habíamos quedado que todos los españoles somos iguales
ante la ley? ¿No estamos ya hartos, sí
hartos y más que hartos
de oír que no hay dinero para pagar a los funcionarios, para subir
el salario mínimo o para revalorizar las pensiones a los jubilados?
¿No hemos quedado que no hay recursos para mejorar la educación,
la sanidad o la administración de justicia? Pues, resulta que no,
que no hay, pero para proteger al sr Aznar, don José María, para
eso no hay miseria. Porque, vamos, que la subida anunciada del
salario mínimo para el año 2013 sea de un 0,60 por ciento casi da
hasta vergüenza decirlo porque, comparado con los demás países de
la Unión Europea que no sé
por qué no estará para todo y no para lo que a la sra. Merkel y sus
adláteres les venga en gana parece no es de recibo, cuando nos
ponemos bueno, en realidad son los políticos los que se ponen
como ejemplo y espejo para los demás. Que en países, como LuxemburgoLuxemburgo (1801 euros), Irlanda: (1462 euros), Holanda
(1447 euros), Bélgica (1444 euros), Francia (1398 euros) o Reino
Unido (1202 euros), el salario mínimo tenga esos niveles y en
España, al igual que Estonia, sea de 748 euros, siempre
hablando en términos anualizados, porque el mensual aquí
es de 641,40 euros por
debajo de Eslovenia (763 euros) y hasta de Grecia (877 euros) no
parece de recibo. (De Alemania hago abstracción, pues parece que no
existe un salario mínimo fijado para todo el estado, sino que se
fija en función del sector productivo y de la región). O que en la
propia Alemania y en Holanda el IVA sea del 19 %, en Francia sea el
19,60 %, en Austria, Eslovaquia, Eslovenia y la República Checa sea
del 20 %, no digamos
nada de que en Luxemburgo sea del 15 %
y que al gobierno de Rajoy poco menos que se le fuerce a subirlo al
21 %, tampoco es muy coherente que digamos.
Por cierto, a los dos
días del hecho al que aludo en este comentario, tuve que ser llevado
a urgencias al Hospital Carlos de Haya el
problema es lo de menos y no voy a decir las horas que estuve
allí, por ser lo de menos también, pero la medicación prescrita
por el médico tuve que pagarla de mi bolsillo pues estos gastos al
contrario que los de otros, ¿no, sr. Aznar? no pueden
ser financiados por el Estado por aquello de la austeridad en el
gastos público
¿Curioso y demencial, no?
Pues,
¿sabe lo que le digo, sr. Aznar, aunque estemos en Navidad y quede
poco elegante? Que se meta el libro por donde le quepa
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