martes, 29 de mayo de 2018

¿UNA MESA PUEDE SER EFÍMERA?

Este último fin de semana se ha celebrado en Málaga la conocida como Magna Procesión Victoria, debiendo significar que, si un servidor hubiera encabezado la noticia con la expresión 'el último fin de semana del mes de mayo de 2018', tendría que haber escrito el verbo en pretérito perfecto simple y no en pretérito perfecto compuesto, es decir, 'se celebró', para hablar con propiedad y ser consecuente consigo mismo en cuanto al uso correcto del lenguaje (1). Por cierto, que a los organizadores de aquel gran acontecimiento uno les daría un simbólico tirón de orejas por haberlo hecho coincidir con otro espectáculo (aquel en el fondo también lo era) con la final de la Champions League, habida cuenta de que en ella participaba un equipo español, en este caso el Real Madrid, que tantos seguidores tiene a nivel mundial, como es sobradamente conocido por casi toda la ciudadanía; posiblemente el gran éxito de público, que sin duda fue aquella gran cita cofrade, podría haber sido mucho mayor en opinión del comentarista.

La realidad es que, con motivo de dicha celebración, se ha editado un opúsculo de 32 páginas en formato de bolsillo (similar a los que se publican con motivo de la Semana Santa) bastante bien conseguido por su calidad y por la profusión de datos que en el mismo se contiene sobre las diez advocaciones marianas de otras tantas Vírgenes coronadas, la primera de las cuales no fue la Virgen de la Victoria curiosamente, sino María Auxiliadora, ya que la de la patrona de la diócesis tuvo lugar en 1943 y la de aquella en el año 1907, según se recoge en la mencionada publicación. 
 
Y un servidor, fiel con su obsesión por el tema del lenguaje, ha fijado su atención en un dato quizás insignificante (nimio si se quiere, pero que evidencia que, al menos, ha leído el folleto) y sobre el que ha parado mientes, cual es un término que aparece en el mismo, haciendo abstracción de otros detalles, como por ejemplo que se diga en él que una de la Vírgenes, en concreto la de María Santísima de la Esperanza, 'lleva en la mano un pañuelo para enjuagar el llanto', por considerar que esto último se ha debido a un error tipográfico más que a otra cosa, pues obviamente se debió decir 'enjugar'. En el caso que nos ocupa se trata de la palabra 'efímero', con la que se hace referencia a 'un altar colocado en el atrio de la Puerta de la Encarnación en la fachada principal de la Catedral'.

Porque vamos a ver, el término efímero es un adjetivo de tipo calificativo que se utiliza para designar aquellas cosas o circunstancias que duran poco y que suceden de manera breve, pero que normalmente aluden a cosas inmateriales, no a objetos materiales o físicos que se construyen o se montan para un determinado momento o actividad, como en la presente ocasión. Según el diccionario de la RAE, la palabra significa algo pasajero, de corta duración (2), o que tiene la duración de un solo día por su etimología griego-bizantina 'ἐφήμερος' ('ephḗmeros, 'de un día'), que en definitiva hace alusión a aquello cuya duración es breve, aunque no necesariamente esta tenga que equivaler a un solo día. Es verdad que en su sentido primigenio sí tuvo ese significado, pero en la actualidad para calificar una cosa de efímera no quiere decirse que su durabilidad se corresponda con un único día, ya que que por extensión la palabra se ha ido ampliando para hacer referencia a todos aquellos hechos, circunstancias o cosas que tienden a durar poco, a desaparecer con más o menos brevedad. Así, la frase 'su relación fue efímera, duró solo 2 meses' es un claro ejemplo de que se está diciendo que esa relación no resultó duradera en cuanto al tiempo, si bien es obvio que su duración excedió de las veinticuatro horas de un día. La citada voz, pues, ha dejado de tener aquella significación temporal mínima que tuvo en su origen. Y es cierto que en la actualidad, incluso en su aspecto material, para el ser humano algunos objetos materiales también se consideran como efímeros, caso de los aparatos tecnológicos, dado que minuto a minuto estos se van mejorando continuamente debido al constante flujo de novedades que surgen cada día; pero de una mesa, por ejemplo, (o de un altar, si se quiere) no suele ser habitual decir que sea efímera, todo lo más que está pasada de moda, que será otra cuestión, no obstante se entienda que una moda en abstracto sí puede ser efímera. Con dicha palabra, en definitiva, estamos calificando alguna cosa como pasajera en el sentido de que pasa presto o dura poco, para designar algo que tiene una duración corta, fugaz o que desaparece en un breve lapso de tiempo. Mayormente el término se utiliza por lo general para sucesos o fenómenos naturales, aunque no en exclusividad, ya que muchos de ellos pueden durar tan solo unos segundos y, aunque se repitan una y otra vez, su duración específica no es muy prolongada. Tal tipo de situaciones puede ser muy variada, pudiendo ir desde la creación de una burbuja de aire hasta la generación de una ola en el mar o la caída de una tormenta. La palabra asimismo se utiliza para indicar que algo no es relevante. Concretamente en el mundo del arte, donde se supone que las obras nacen para perdurar en el tiempo, se califican de efímeras las que tienen escaso o nulo valor; y en ese sentido no es infrecuente oír a más de un supuesto entendido en la materia decir, refriéndose a una concreta exposición, que 'las trabajos expuestos tendrán una vida efímera'. Por supuesto, el tiempo en sí mismo considerado es igualmente algo efímero, como una ligera percepción hacia el infinito que es, una magnitud de la física, un bien relativo, ya que vivimos sometidos a su inexorable paso sobre nuestra existencia. Y el amor o la gloria, ¿no son efímeros también? Podíamos decir sin ambages que el primero (de la segunda estamos viendo casos una jornada si y otra también) lo va siendo cada vez más; aquellos amores de pareja que duraban tropecientos años se puede decir sin miedo a caer en la exageración que casi han pasado ya a la historia.
 
Es de resaltar, por último, que existe una locución latina que expresa muy bien el concepto de efímero, cual es la de 'tempus fugit' (3), que viene a decir que el tiempo huye, que pasa, que corre a toda máquina. En resumen, cuando decimos que las cosas son efímeras estamos haciendo referencia a que estas vuelan, que son fugaces, que se escapan de nuestras manos. Y, al hilo de todo lo anterior, no está mal traer a colación los sinónimos que de la palabra uno ha encontrado en los diccionarios al uso (breve, corto, fugaz, fugitivo, momentáneo, pasajero, perecedero), que no hacen sino abundar en la idea hasta aquí expuesta, esto es, un concepto relacionado con lo inmaterial; y lo mismo cabría decir 'sensu contrario' de los antónimos (duradero, eterno, perdurable). Pues  esa es, al menos, la opinión de un servidor y así dicho queda.

(1) En el último comentario de su blog sobre el tema uno aludía con más detalles al tema del pretérito perfecto simple y al pretérito perfecto compuesto en la nomenclatura actual (pretérito indefinido y pretérito perfecto a secas en la terminología antigua).
(2) El diccionario de María Moliner, o las enciclopedias de Espasa Calpe y Larousse, entre otros, igualmente lo definen como pasajero o de muy corta duración.
(3) La expresión parece derivar de un verso de las Geórgicas del poeta latino Virgilio Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus” (Pero huye entretanto, huye irreparablemente el tiempo).

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